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Kalina de Bulgaria: por qué ha sido bautizada por 'Vanity Fair' como "La princesa de la metamorfosis"


Informalia

La princesa Kalina de Bulgaria ha capturado durante años la atención mediática no solo por su linaje real, sino por su capacidad de transformación personal y estilística, lo que le ha valido el apodo de "La princesa de la metamorfosis" por Vanity Fair. Desde cambios drásticos en su apariencia hasta decisiones de vida poco convencionales para una royal, Kalina ha forjado una identidad que desafía las normas tradicionales de la realeza.

Una figura enigmática en la familia real búlgara

Kalina es la hija menor del último zar de Bulgaria, Simeón II, quien ocupó el trono brevemente durante su niñez antes de ser exiliado a España tras un golpe de Estado comunista. A diferencia de sus hermanos, quienes han optado por una vida más tradicional, Kalina siempre ha seguido su propio camino. Aunque comenzó su educación en España, decidió estudiar Historia del Arte en Londres, donde comenzó a perfilar su singular estilo.

La princesa Kalina de Bulgaria en la boda de su hermano, el príncipe Kyrille de Preslav, en España, el 15 de septiembre de 1989.

Su boda en 2002 con el explorador español Antonio José (Kitín) Muñoz y Valcárcel también marcó una diferencia respecto a sus hermanos, que se casaron en España. Kalina eligió Bulgaria para este importante momento, reforzando su vínculo con su país de origen. Posteriormente, la pareja vivió en Marruecos antes de regresar a Bulgaria en 2022.

Una vida marcada por transformaciones estéticas

Uno de los aspectos más comentados de Kalina ha sido su apariencia. A lo largo de los años, la princesa ha experimentado con cortes de cabello extremos, desde tresses y flequillos muy cortos hasta cabezas rapadas. También ha sorprendido con elecciones de moda audaces, como su aparición en 2006 con una falda de encaje, un corsé negro y un delineado de ojos dramático. Este enfoque poco convencional ha hecho que Kalina sea admirada por su autenticidad, aunque también ha suscitado especulaciones.

En los años 2000, Kalina apareció con un rostro visiblemente transformado, lo que generó rumores sobre posibles procedimientos estéticos. Sin embargo, su esposo, Kitín Muñoz, desmintió estos rumores en una entrevista en 2018. Según él, los cambios en su apariencia se deben a un accidente infantil que derivó en una infección grave tras una cirugía dental, afectando parcialmente su ojo y nariz. "En ese momento, lo importante no era la estética, sino salvar su salud", explicó.

De la polémica a la pasión por el deporte

Kalina ha mantenido un perfil bajo en los últimos años, pero en 2023 volvió a los titulares tras ser condenada por conducir en estado de ebriedad, causando una colisión. A pesar de este incidente, la princesa ha recuperado el protagonismo con una imagen renovada, centrada en su pasión por el deporte. Durante el funeral de su bisabuelo, el rey Fernando I de Bulgaria, llamó la atención por su físico tonificado y musculoso. Al ser cuestionada sobre su apariencia, respondió que su entrenamiento físico es parte de su compromiso con una vida saludable, afirmando: "Si no me entreno, no me siento bien".

Una princesa única en su género

Kalina de Bulgaria es un reflejo de la dualidad entre tradición y modernidad. Aunque su vida está profundamente arraigada en su herencia real, su espíritu libre y su capacidad para reinventarse la convierten en una figura única dentro de la monarquía europea. Su apodo, "La princesa de la metamorfosis", encapsula su evolución constante, tanto en lo personal como en lo público, destacándola como un ícono de resiliencia y autenticidad.