Letizia reina sin tiara: combina la elegancia de Max Mara con diamantes de Cartier en la cena de gala italiana
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Pilar Fernández
La maleta de doña Letizia en este viaje de Estado a Italia no deja de sorprendernos. Primero la vimos con un elegantísimo 'total white' con traje sastre, abrigo y pashmina XXL; después con un conjunto de tweed en rosa palo de lo más romántico y este miércoles, durante la cena de gala ofrecida en su honor por el presidente de la república italiana, ha deslumbrado con un sencillo pero sofisticado vestido negro. De nuevo, la reina demuestra que no se necesitan pompas ni grandes joyas para destilar clase y poderío.
La cita ha tenido lugar en el Palacio de Quirinal, donde esta misma mañana los reyes eran recibidos por Sergio Mattarella y su hija, Laura, que ejerce de primera dama tras la muerte de su madre. En esta ocasión, han disfrutado de una cena de gala para la que doña Letizia ha escogido un diseño negro de Max Mara, una marca italiana, en un gesto de respeto y simpatía hacia el país anfitrión que repite en cada uno de sus viajes. Se trata de un vestido de gala compuesto por cuerpo sin mangas de georgette de pura seda con drapeado en los hombros. La falda, de raso brillante cortado al bies, caía recta. Su precio es de 599 euros y está disponible en la web de la firma.
Llamativa la ausencia de joyas, dada la sobriedad del modelo. La reina ha prescindido de tiara (una norma no escrita que instauró la emérita doña Sofía, que no utilizaba diademas reales al visitar repúblicas) y ha lucido únicamente las pulseras gemelas de Cartier, dos de sus piezas favoritas. Pertenecen al lote de pasar y 'nacieron' de una corona de diamantes que Alfonso XIII entregó a Victoria Eugenia como regalo de bodas y que esta transformó en estas magníficas pulseras. También llevaba pendientes en forma de lágrima, realizados en oro blanco y diamantes negros, de la firma suiza De Grisogono.
Durante la cena se ha servido un menú con platos típicamente italianos, como crema de setas sobre 'panella' de garbanzos con salsa de camomila; raviolis de pintada con fondue de provolone con aceite de laurel; cochinillo relleno de albaricoques asados y hierbas aromáticas, flanes de patatas, corazones de alcachofas, rollitos de berza y sopa inglesa.
Antes del postre, el rey ha pronunciado su discurso, en el que ha presumido de italiano parafraseando a algunas personalidades del país y ha resaltado que "el sentimiento que une a nuestros dos pueblos, España e Italia, va también mucho más allá de la comunión de intereses, el parentesco cultural o la vecindad geográfica", mencionando a Leonardo Sciascia al definir la relación entre ambos países como una "ritrovata fraternitá".