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El príncipe Harry y Meghan Markle se hacen un Ana Obregón: ¿dona su fundación todo lo recaudado?


Informalia

Desde su retirada oficial de la familia real británica en 2020, el príncipe Harry y Meghan Markle han centrado gran parte de sus esfuerzos en Archewell, su fundación benéfica. Sin embargo, el reciente informe sobre sus finanzas ha puesto en cuestión la gestión de sus donaciones y el destino de los fondos recaudados, recordando episodios similares protagonizados por figuras públicas como Ana Obregón en España.

Según una exclusiva de la revista People, Archewell logró recaudar en 2023 un total de 5,7 millones de dólares, un crecimiento considerable respecto a los 2 millones obtenidos el año anterior. Gran parte de esta cifra provino de un único donante anónimo que aportó 5 millones, dejando apenas 335.000 dólares procedentes de cinco pequeñas donaciones. A pesar de estas cifras millonarias, las cuentas revelan que solo una cuarta parte de los fondos recaudados se ha destinado a causas benéficas: 1,3 millones de dólares.

¿A dónde va el dinero?

La fundación de los duques de Sussex asegura apoyar causas como la lucha contra la desinformación, la salud mental y el empoderamiento femenino. Entre sus aportaciones, destacan:

• 250.000 dólares a Ashley Biden's Women's Wellness (Spa)ce, un centro de apoyo a mujeres con traumas gestionado por Ashley Biden, hija del presidente de EE. UU., Joe Biden.

• 125.000 dólares a NAACP, una organización de derechos civiles que trabaja en el ámbito digital.

• 130.000 dólares a Humanity Crew, que brinda apoyo psicológico a niños desplazados.

• 50.000 dólares destinados a trabajadores de salud mental en Israel y Gaza, y 80.000 dólares para Turquía y Siria tras los terremotos.

Aunque estas contribuciones suman un impacto positivo, muchos cuestionan por qué solo una fracción del dinero recaudado se destina a las causas benéficas, mientras que el resto parece perderse en "costes operativos" y "gastos generales".

Costes operativos bajo escrutinio

Según las cuentas publicadas, Archewell destinó casi 2 millones de dólares a sueldos, eventos, viajes y programas. Entre estos gastos, destacan los salarios de James Holt y Shauna Nep, codirectores ejecutivos de la fundación, que recibieron 228.500 y 272.241 dólares respectivamente, además de generosos bonos. En total, los "costes de salarios" ascienden a casi un millón de dólares, mientras que otro millón se invirtió en "gastos generales".

Estas cifras, aunque comunes en organizaciones sin ánimo de lucro de gran escala, han despertado críticas en el contexto de una fundación relativamente joven y que recauda gran parte de su dinero de donaciones filantrópicas.

Una polémica que se suma a sus problemas legales

El informe financiero llega en un momento delicado para Archewell. En mayo, la fundación fue incluida en una lista de morosos por el fiscal general de California debido a una deuda que les impedía operar legalmente. Aunque el problema se resolvió rápidamente, los duques atribuyeron la situación a un "fallo administrativo" con el envío de un cheque, el incidente ensombreció aún más su credibilidad pública.

Paralelismos y comparaciones inevitables

En el contexto español, este caso recuerda al escándalo que rodeó a Ana Obregón y la gestión de la fundación creada en honor a su hijo fallecido, Aless Lequio. Las similitudes entre ambas situaciones —fundaciones que no donan todo lo recaudado y generan dudas sobre sus verdaderas intenciones— han servido para alimentar críticas en los medios.

La publicación de las cuentas de Archewell pone de manifiesto una de las mayores críticas que enfrentan las fundaciones gestionadas por figuras públicas: la opacidad. Aunque los portavoces de Harry y Meghan insisten en que los fondos se utilizan para cumplir con su misión benéfica, la desproporción entre ingresos y donaciones levanta sospechas.

Los defensores de los duques argumentan que las inversiones y los gastos en personal son necesarios para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de la organización. Sin embargo, los detractores señalan que gran parte del éxito de Archewell depende de la confianza pública, y estos números no ayudan a consolidarla.

Un futuro incierto para Archewell

El reto para Harry y Meghan será demostrar que su fundación no es solo un escaparate de relaciones públicas, sino una verdadera herramienta de cambio. Aunque sus contribuciones a causas importantes son innegables, el porcentaje destinado a la acción directa resulta insuficiente para algunos críticos.

La polémica sobre Archewell subraya la importancia de la transparencia en el mundo filantrópico, especialmente cuando figuras mediáticas están al frente. Si bien la pareja ha logrado posicionar su fundación como un actor relevante en el ámbito benéfico, el escrutinio público sobre sus finanzas podría comprometer su credibilidad si no logran justificar mejor el destino de cada dólar recaudado.