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Llega la foto de Letizia con Meloni: Italia, el viaje de Estado que cierra el año de los reyes en Roma y Nápoles


Informalia

Roma y Nápoles son ciudades donde el arte respira en cada esquina, donde el tiempo parece detenerse entre ruinas y basiliscos. A esos escenarios cargados de historia y pasión mediterránea llegarán los reyes Felipe y Letizia en los últimos días de su agenda oficial de 2024. Este viaje a Italia, que abarca el 10, 11 y 12 de diciembre, no solo marca el cierre del calendario diplomático del año, sino también un capítulo más en el relato público de una reina cuya figura navega junto a la fascinación de su imagen en el retrato majestuoso de Annie Leibovitz.

La noticia del viaje ya ha desencadenado las previsibles especulaciones sobre el vestuario de la reina Letizia, porque cada movimiento suyo parece calcularse con el rigor de un reloj suizo. No llevará tiaras, han sentenciado los expertos en joyas reales, recordando la norma no escrita de evitar estas piezas en países no monárquicos. Italia, con su república afianzada pero su corazón profundamente monárquico en sus raíces, en el arte y la ópera, verá a la reina Letizia sin coronas, pero con una elegancia que quizá rinda tributo a algún diseñador local. O tal vez no. Letizia, siempre impredecible, tiene el don de hacer del misterio un accesorio más.

La agenda del viaje: tradición y contemporaneidad

El comunicado del Ministerio de Exteriores habla de "estrechar los profundos lazos históricos, políticos, culturales y humanos" entre España e Italia. Palabras que parecen escritas en mármol, inmutables, pero cuya interpretación se renueva en cada encuentro. El rey Felipe se reunirá con Giorgia Meloni, primera ministra italiana y una figura polarizadora en la política europea. Meloni, cuya biografía personal está marcada por la huella de un padre que abandonó a su familia para vivir en La Gomera, tendrá frente a sí a un monarca que personifica la estabilidad institucional. El contraste no podría ser más nítido.

Uno de los momentos más destacados será la concesión de un doctorado honoris causa al rey Felipe por la Universidad de Nápoles Federico II, que celebra su 800º aniversario. Este acto simboliza la unión entre tradición académica y liderazgo moderno, un equilibrio que los monarcas españoles intentan mantener en su representación internacional.

Letizia: la reina de las miradas

En estas ocasiones, Letizia se convierte en un espejo donde cada quien proyecta sus expectativas. Será su segundo viaje de Estado a Italia desde que Felipe VI asumió el trono en 2014, un evento que entonces se acompañó de trajes de Felipe Varela, diseñador que monopolizó durante años su armario. Pero los tiempos han cambiado, y la reina ha demostrado ser capaz de saltar de la discreta sobriedad a la vanguardia, incluso con guiños que a veces rozan la provocación estilística.

En esta visita, es poco probable que opte por diseñadores italianos, quienes han tenido escasa representación en su guardarropa. Tal vez repita algún vestido de su repertorio, como suele hacer últimamente para proyectar una imagen de austeridad calculada. Porque cada elección de Letizia no solo es moda, es política.

Un año discreto en la agenda internacional

2024 no ha sido un año especialmente intenso en viajes de Estado para el monarca y la reina. Apenas una visita a Países Bajos y otra al Báltico por parte del rey Felipe. En contraste, este cierre en Italia podría haber servido para revitalizar una agenda internacional algo apagada, pero la creciente carga de trabajo interno y los retos diplomáticos inmediatos, como la guerra en Ucrania, han priorizado lo urgente sobre lo simbólico.

Sin embargo, este viaje parece tener un carácter más cultural que político. En Roma y Nápoles, las piedras hablan, y los reyes deberán escuchar. Italia es un reflejo en el que España siempre se mira con complicidad y rivalidad. Ambos países comparten un alma barroca, donde lo monumental y lo efímero se funden en una danza eterna.

El arte del fin de año real

Mientras tanto, la llegada de la infanta Sofía a Madrid marca el regreso de la vida privada al primer plano de la agenda familiar. Estas fechas son terreno fértil para los rumores, sobre todo en un país obsesionado con quién se sienta a la mesa de Navidad en Zarzuela. Pero los monarcas han aprendido a navegar estas aguas turbulentas con la precisión de quien conoce bien el guion.

El viaje a Italia cerrará un año que, más allá de los balances diplomáticos, refuerza la imagen de una monarquía observada con lupa. Felipe VI hablará de historia compartida y lazos duraderos; pero de lo que no cabe duda es de que Letizia, con su presencia, será el centro de las miradas.