Quién fue Josephine Baker, la primera mujer negra en entrar en el panteón francés
Informalia, EFE
La célebre cantante y bailarina estadounidense Josephine Baker (Estados Unidos, 1906-Francia, 1975) entrará el próximo 30 de noviembre en el Panteón de París y se convertirá así en la primera mujer negra en ese templo de grandes personalidades veneradas por la República francesa.
Tras las filtraciones en la prensa del pasado domingo sobre la demanda formal que se había presentado para que Josephine Baker formará parte de las personalidades veneradas por la República Francesa en el Panteón, el presidente francés, Emmanuel Macron, confirmó este lunes que ha decidido la integración de la artista de descendencia africana en el templo laico de grandes personalidades francesas "por sus compromisos y luchas". Se convertirá así en la quinta mujer de ese selecto grupo de 80 personas y la primera de raza negra.
Josephine Baker es todo un icono en la lucha contra el racismo. Fue una bailarina, cantante y actriz considerada la primera vedette y estrella internacional. La que fue la primera gran artista negra de dimensión universal, estuvo implicada en la resistencia francesa a la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial, en la lucha contra el racismo y "en todos los combates que unen a los ciudadanos de buena voluntad en Francia y en el mundo", tal y como recordaba en un comunicado el Elíseo.
Nacida en 1906, en Missouri, Freda Josephine McDonald tenía solo 16 años cuando dejó a su segundo marido y se trasladó a Nueva York para actuar en Broadway. Tras haber bailado en diferentes compañias, su vida da un vuelco cuando la contrata la esposa del agregado cultural de la embajada americana en París para la Revue Noire, en Nueva York.
Este espectáculo logra catapultar hacia la fama a Josephine, que conseguía cautivar al público con su exótico baile y su vestimenta mínima. Su éxito fue tal, que dos años más tarde ya era conocida como la "meneuse" de revista del Folies Bergère y figura del Tout Paris.
En 1937 se casa con Jean Lion y se le otorga la nacionalidad francesa. Desde ese momento, la actriz muestra abiertamento su desacuerdo con la propaganda fascista que entonces triunfaba en el Viejo Continente. Tras la ocupación de los alemanes en Francia, Josephine abandona París y se enrola en el ejército aliado, donde realiza funciones como espía en Europa. Un hecho que le otorgó más tarde la medalla de la Resistencia y el Símbolo de la Legión de Honor.
Además de vestir el uniforme del ejército aliado, la vedette internacional se adentra en otras luchas: contra el racismo, en el movimiento del Renacimiento Negro norteamericano, y contra el antisemitismo, con la Licra.
En 1964 los problemas económicos llaman a la puerta de la artista debido, entre otras, a sus malas relaciones conyugales, y le expropian el viejo castillo donde vivía con 12 niños que había acogido. Gracias a sus amplios contactos y relaciones, Josephine es ayudada económicamente por la actriz Brigitte Bardot, primero, y después por la princesa de Mónaco. En 1975 es enterrada en la ciudad de la princesa Grace Kelly.