Especial Mundial Baloncesto 2014

La generación de oro macizo busca el mejor colofón

  • Las victorias de la selección española en los últimos años han disparado el la notoriedad y el caché del equipo nacional

Hace ahora quince años que una joven generación de jugadores españoles dio la sorpresa al ganar el Mundial de baloncesto Junior (menos de 18 años) ante Estados Unidos. Fue entonces cuando se intuyó que aquel grupo tenía algo especial, indicios que se confirmaron tras su salto al profesionalismo. Muchos de aquellos Juniors se integraron en la selección nacional para firmar su década dorada, algunos llegaron a la NBA y tres de ellos aún se mantienen como los líderes y referencias del combinado que ahora dirige José Antonio Orenga. Se trata de Pau Gasol, Juan Carlos Navarro y Felipe Reyes. Los capitanes de la selección española, que disputa como anfitriona un campeonato que ya conquistó hace ocho años en Japón, y que puede suponer un inmejorable epílogo para una escuadra irrepetible, que durante muchos años viene siendo, además, una máquina que no deja de generar dinero.

Un imán para los sponsors

Las lesiones han respetado esta vez al combinado nacional, que puede contar para el Mundial con sus mejores jugadores, con todos sus representantes en la NBA. Empezando por los hermanos Gasol, referencias permanentes en sus diferentes franquicias, y siguiendo por Ricky Rubio, Serge Ibaka, José Manuel Calderón y Víctor Claver. Además de ellos, otros tres de los convocados han pasado por la mejor competición de baloncesto del planeta; Rudy Fernández, Sergio Rodríguez y Juan Carlos Navarro. Estas son, junto a Felipe Reyes o Sergio Llull, las caras visibles del baloncesto español, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Así que no es de extrañar que desde su eclosión deportiva, cuando España pasó del segundo al primer plano en los grandes torneos de selecciones, las propuestas para patrocinar a la selección de basket no hayan dejado de llegar a la sede de la Federación Española de Baloncesto.

En los últimos años, algunas de las más importantes empresas españolas e internacionales han asociado su imagen a unos jugadores que transmiten valores como la juventud, el triunfo o la cercanía. Las estimaciones de la propia FEB señalan que el retorno de las empresas que apuestan por ellos se cifra en torno a los doce euros por cada uno invertido en el patrocinio. La generación dorada ha llenado las arcas de la federación, permitiendo afrontar con ese dinero tanto ambiciosos programas de formación para que estos jugadores tengan relevo en el futuro, y también crear proyectos solidarios mediante el Área de Responsabilidad Social.

Como parte de un plan para que los patrocinadores rentabilicen lo más pronto posible su inversión, y para aumentar la popularidad del basket y de la Selección tanto entre los aficionados fieles como entre el público que podría llegar a serlo, la FEB organiza durante las semanas previas a cada gran torneo la Ruta Ñ, una serie de amistosos preparatorios que han hecho que se pueda disfrutar en vivo de la mejor selección de la historia del baloncesto español en un buen número de ciudades a lo largo y ancho de la geografía del país. La concepción de estos encuentros se acerca más al espectáculo que se puede ver en una cancha NBA que a la tónica más habitual en Europa, que antepone lo deportivo a cualquier otra consideración.

En un partido de la Ruta Ñ hay concursos, animación y actividades paralelas. En resumen, se ofrece al aficionado una experiencia que trasciende la cancha de baloncesto, mientras disfruta, claro está, observando cómo juega gente de la talla de Gasol o Ricky. Mediante estos partidos se conquistan nuevos aficionados, clientes para el negocio del baloncesto y se refuerza el nivel de penetración en la sociedad de las grandes figuras del equipo.

Dream Team a la española

Será difícil que vuelvan a coincidir tantos jugadores del primer nivel como los que ahora conforman la selección española. La indiscutible referencia es, cómo no, Pau Gasol. El dos veces campeón de la NBA y flamante fichaje de los Chicago Bulls de cara a la próxima campaña es el icono de este equipo, su jugador más decisivo y el más famoso a nivel internacional. Gasol, como Rafa Nadal o Fernando Alonso, es uno de esos embajadores deportivos españoles que más ha contribuido en los últimos años a dar a conocer nuestro país. Como tal, es el jugador con más patrocinadores personales, tanto nacionales como extranjeros.

Sólo el joven Ricky Rubio podría llegar a rivalizar con él en cuanto a fama si mantiene su progresión. Su imagen desenfadada y su espectacularidad en la cancha le han servido para convertirse en un fenómeno en la NBA, y para firmar diferentes acuerdos publicitarios. Todo ello a pesar de jugar en Minnesota, lo que se conoce en el argot de la NBA como un mercado pequeño, por las dimensiones de la ciudad, de los aficionados, audiencias televisivas y repercusión en redes sociales y medios de comunicación de las hazañas del equipo.

Marc Gasol o Serge Ibaka también triunfan en la mejor liga de baloncesto del mundo y tienen, aunque en menor medida, sus sponsors personales. Y José Manuel Calderón, plenamente consolidado como base de la Selección y casi siempre titular en su periplo por la NBA, afronta en los próximos meses dos momentos que pueden mejorar notablemente su caché publicitario. Primero el Mundial, y luego su llegada a Nueva York para jugar en los Knicks, el equipo que más focos acapara de la NBA cada temporada, a pesar de que hace tiempo que no consigue un gran éxito deportivo. El resto de los jugadores de los actuales subcampeones olímpicos también son imágenes de marcas y empresas, aunque con un perfil más nacional o local.

El Mundial más esperado

Para los propios jugadores, formar parte del núcleo de la Selección supone una inyección en términos mediáticos, que se traduce en más y mejores contratos publicitarios. Además de por su entidad como reto deportivo, disputar un Mundial en casa puede generar generosos dividendos a aquéllos que participen en el torneo, siempre que firmen una buena actuación.

El precedente más cercano fue la disputa del Eurobasket también en España en 2007, cuando la Selección se proclamó subcampeona tras perder en la final ante Rusia contra todo pronóstico. Aquel evento supuso un indudable éxito organizativo que la roja del aro no pudo culminar con éxito. El Mundial tiene una dimensión muy superior tanto en lo mediático como en lo publicitario y, por supuesto, en lo deportivo. Tanto por el nivel de las selecciones participantes como por el número de equipos que participan. No habrá tanta presión por ganar para los pupilos de Orenga porque el favoritismo descansa en los hombros de la selección estadounidense. La final soñada enfrentaría a los anfitriones con los norteamericanos, al igual que ha ocurrido en los dos últimos Juegos Olímpicos. De disputarse ese encuentro el día 14 de septiembre en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, una gran audiencia televisiva tanto en España como en el resto del mundo estaría prácticamente asegurada.

Cualquier aficionado al basket querría ver si el equipo que mejor ha competido contra los invencibles estadounidenses en los últimos años, puede ganarle contando con el empuje de la grada. Durante quince frenéticos días de competición, España acaparará los focos del baloncesto mundial, en un acontecimiento que puede catapultar al estrellato a cualquier jugador.

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