Hoy se cumple un año desde aquel fatídico 24 de agosto de 2015. Ese día, las bolsas de todo el mundo eran arrastradas por la incertidumbre china. Es el denominado crash chino o viernes negro, originado, entre otras razones, por la ralentización de su economía y la devaluación del yuan.
Así, la renta variable sufría una sacudida a uno y otro lado del Atlántico, que sigue causando estragos. Y es que, los principales selectivos continentales, como el Ibex 35, está aún a un 16,6 por ciento de los niveles previos al 24 de agosto. Y el EuroStoxx 50, hasta un 8,2 por ciento por debajo de la cota anterior.