La Fed consiguió agradar ayer a quienes pedían reducir su programa de compras de activos y a quienes pedían todavía asistencia financiera. Las bolsas lo celebraron y los alcistas toman fuerzas para intentar un rally de Navidad.
La comparecencia de anoche de Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal (Fed), pasará sin duda a la historia, y no sólo por ser la última que vaya a dar el banquero central al mando de la institución estadounidense, sino por su capacidad para dar el primer paso para retirar su programa de estímulos y que, además, el mercado lo celebre. El líder de la entidad consiguió agradar tanto a los que exigían un inicio del recorte del QE3 con el que la Fed inyectaba 85.000 millones de dólares y que bajará ahora a 75.000 millones; y también gustó su discurso a los que temían que una primera retirada de estímulos daría la puntilla a un mercado castigado en las últimas sesiones.