Hay cosas que no se venden por dinero. Ahora bien, mucho dinero ya es otra cosa. Y si además se produce el alineamiento de los astros y los planetas a favor de la causa... el acuerdo podría estar encarrilado. Algo parecido deben pensar estos días los grupos Telefónica y Portugal Telecom, enzarzados en una pelea vecinal por el 50 por ciento de Brasilcel, la sociedad instrumental propietaria del 60 por ciento del capital de Vivo, el operador líder de la telefonía móvil brasileña. Según explican a elEconomista fuentes conocedoras de la situación, las diferencias entre ambas compañías podrían reducirse si la teleco española mejorara su última oferta en 500 millones de euros, hasta los 7.000 millones de euros. Lo que no queda claro es que esta cantidad logre saciar la voracidad de la portuguesa. En ese incierto escenario, las disensiones ente los socios de PT podrían agravarse en los próximos días. Los inversores tienen motivos para sospechar que en la teleco de bandera de Portugal prevalecen los intereses nacionales sobre los económicos, y eso resulta de difícil digestión para los fondos internacionales.
Por otra parte, la prensa brasileña apuntó ayer que el operador local Oi, perteneciente al grupo semipúblico Brasil Telecom, "abrirá espacio" en su capital a la teleco portuguesa. Lo publicó Folha de Sao Paulo, periódico que desvela la existencia de conversaciones entre fondos de Oi con representantes de PT . Dichos contactos fueron negados ayer a este periódico por fuentes del operador luso.