Si pensaba que el rally del bono alemán estaba llegando a su fin, el presidente del Bundesbank, Axel Weber, le ha proporcionado un nuevo impulso con sus últimas declaraciones. La rentabilidad de los bonos germanos a 10 y 30 años cotizan en mínimos históricos y la tendencia no da señales de cambio.
La fiebre por los activos refugios de la renta fija continúa ante la posibilidad de que se desarrolle en el futuro un escenario deflacionista para la economía mundial. Y se contagia como una pandemia a la deuda de más largo plazo con la conquista de nuevos récord.
La situación es especialmente palpable en la deuda germana que, tras las últimas palabras del presidente del Bundesbank, Axel Weber, cotiza con una rentabilidad mínima nunca vista hasta ahora. El rendimiento de los bonos a 10 años se sitúa en torno al 2,2%, su nivel más bajo en la historia de este tipo de activo, y continúa cayendo ante la fuerte demanda compradora que se está llevando a cabo. Los bonos a más largo plazo -30 años-, han sido los último en sumarse a la carrera por los récord y cotiza por debajo del 3% por primera vez en la historia.
Este paulatino traslado de la demanda a la deuda de más largo plazo se debe, en parte, a que los niveles a los que cotiza la renta fija alemana es muy elevada. Con ello, los riesgos se incrementan ante la posibilidad de que se produzca una caída repentina del valor de los bonos.
De hecho, en la renta fija estadounidense, otro de los mercados refugios más solicitados, se está observando una anomalía y es que "la valoración de los bonos frente a la bolsa se ha estrechado tanto que el Dow Jones da una rentabilidad por dividendo más alta que la del bono de referencia a 10 años", explica Alain Galibert de Bolságora. Lo que plantea la pregunta de si los bonos están demasiado caros con respecto a la bolsa.
Asimismo, esta situación abre las puertas a un posible repunte de la renta variable en el caso de que se produzca una burbuja en la renta fija refugio, como ha sucedido en otras ocasiones.