Ya ha corregido la mitad de la subida generada por la activación del QE3 y del programa OMT, pero ¿cuál es su camino a partir de ahora en medio de la tormenta chipriota?
Desde los mínimos del pasado verano, el euro comenzó una senda alcista forjada, en gran medida, en las políticas de los bancos centrales. El primero en actuar fue el propio Banco Central Europeo (BCE), que se decidió a salvar el euro "cueste lo que cueste". Hasta ahora, el precio que ha tenido que pagar el presidente de la institución, Mario Draghi, ha sido la activación del programa OMT por el que el BCE se compromete a comprar bonos del país que solicite asistencia a Bruselas en el mercado secundario y en el tramo corto de la curva (con vencimientos inferiores a dos años). Esta medida despejó las dudas de los inversores sobre el futuro del euro y comenzó un recorrido al alza que se vio impulsado por la reactivación de las políticas monetarias expansivas en Estados Unidos (tercer programa de flexibilización cuantitativa de la Reserva Federal, QE3) y en Japón (con una guerra declarada a la deflación).