Esta semana ha estado marcada por la reunión del Banco de Inglaterra (BoE), que tuvo lugar este jueves. En ella, se comunicó una importante decisión con respecto a la política monetaria, que sin duda ha afectado a la moneda británica: mantener los tipos de interés en el mínimo histórico del 0,25% y no realizar ningún cambio en el programa de compra de activos.
Además, Mark Carney, gobernador de BoE, señaló que "la incertidumbre en torno al Brexit mantiene la oferta y la demanda a la baja al verse limitadas las decisiones de inversión de las empresas y las familias británicas".