El oro sigue funcionando como activo refugio en los últimos meses ante la incertidumbre que genera la expansión del coronavirus y las consecuencias económicas que pueda provocar.
En las últimas semanas ha encontrado freno en la zona de los 1.700 dólares, tal y como apuntábamos que podía suceder a finales de febrero, y desarrolla una consolidación que probablemente será resuelta al alza. Desde que superó el entornó resistivo de los 1.370 dólares, línea clavicular de un patrón de giro en forma de cabeza y hombros invertido el oro tiene objetivos pendientes en los 1.710 y los 1.800, en función de la extensión del giro por encima de la clavicular. Por tanto, cualquier eventual consolidación o corrección consideramos que será una simple pausa para seguir avanzando.
En el más corto plazo, si se produce una aproximación a los 1.620 dólares, una vez que se ha reforzado la zona de los 1.550 dólares como soporte, lo veríamos como una oportunidad para comprar buscando su continuidad alcista, buscando niveles no vistos desde 2012.
En la zona de los 1.800 dólares vendrán probablemente las dificultades si son alcanzados, y desde ese entorno es probable que tome cuerpo una corrección de parte de las alzas originadas en la zona de los 1.165 dólares.