Tráfico

Somnolencia al volante: un riesgo que puede ser una "imprudencia grave" con pena de cárcel


    Juan Ferrari

    Es obvio que quedarse dormido al volante es extremadamente grave por el evidente riesgo de un probable accidente. Por este motivo, la Fundación CEA en su estudio Sueño y fatiga, ¿cuáles son los hábitos de los conductores españoles? que tiene por objetivo averiguar el conocimiento que tienen los conductores españoles de la importancia del descanso a la hora de ponerse al frente de un vehículo. | Casi 82.000 condenados por delito contra la seguridad vial

    Pero al riesgo evidente para la seguridad vial derivado de sufrir un accidente de consecuencias graves o muy graves, el conductor que se queda dormido al volante, aunque sea en un microsueño, corre otro riesgo, en esta ocasión jurídico. Fernando González Iturbe, director general de Fundación CEA señala que de "probarse que el conductor se ha quedado dormido al volante, y esto fuese la causa de un accidente con resultado de daños personales, el conductor, puede ser castigado por una imprudencia grave con un máximo de 10 años de retirada del permiso de conducir y 5 de prisión".

    No obstante, el director de la Fundación matiza que no tiene por qué considerarse la imprudencia grave por quedarse dormido al volante como conducción temeraria, pero, bien es cierto que "cada caso ha de evaluarse por separado".

    Somnolencia: factor de riesgo

    El sueño al volante es una circunstancia que se relaciona con una gran cantidad de accidentes de tráfico: la somnolencia diurna es la primera causa en un 30% de los accidentes, según la Sociedad Española del Sueño, especialmente en el sector profesional. Además de los siniestros en los que el conductor se queda completamente dormido, la propia somnolencia, es decir, tener sueño, afecta gravemente a las capacidades para circular con seguridad.

    No obstante, el estudio de la Fundación CEA remarca que no existen datos estadísticos sobre la influencia de algún tipo de trastorno del sueño en la accidentalidad, en gran parte porque identificar el accidente provocado por la fatiga o el sueño es bastante complicado, pero indirectamente sí podemos averiguar la dimensión del problema.

    La Dirección General de Tráfico apunta que en segundo lugar, después de la velocidad inadecuada para las condiciones existentes, aparece la conducción distraída o desatenta como factor clave en casi un 20% de los accidentes. Esta falta de concentración tiene una gran relación con la falta de descanso.

    Aunque lo realmente grave, es que casi un 60% de conductores ha sufre de microsueños al volante en alguna ocasión y que más de un 71% ha tenido la sensación de quedarse dormidos al volante, según el estudio de la Fundación CEA.

    Cómo combatir la somnolencia

    La Fundación CEA recomienda una serie de acciones que se deben contemplar cuando se debe afrontar la conducción, especialmente en viajes largos:

    - Guardar unos hábitos de sueño adecuados.

    - Descansar media hora cada 200 kilómetros. Sin embargo, cerca del 50% para solamente cuando está cansado e, incluso, un 5% reconoce hacer los viajes de un tirón. El 46% declara parar cada dos horas.

    - Si el sueño aparece, parar en un lugar adecuado y dormir 20-30 minutos.

    - Si hay síntomas de fatiga, parar 10 minutos y refrescarnos con agua.

    - Ventilar el vehículo.

    - En los viajes, realizar frecuentes paradas y estirar las piernas.

    - No ir excesivamente cómodos en el coche para evitar relajarse.

    - No adoptar una postura relajada y sujetar con firmeza el volante.

    - Evitar comidas copiosas antes de iniciar un desplazamiento.

    - No fumar ni consumir alcohol ni estupefacientes.

    - Extremar las precauciones durante la conducción nocturna.

    - Ante períodos de gran tensión o tras haber realizado un gran esfuerzo físico, evitar en lo posible las carreteras monótonas que produzcan somnolencia y realizar viajes largos.

    - Los estimulantes naturales no van a remediar la falta de sueño. Pueden enmascararlo o producir un peligroso efecto rebote.

    - Si se trabaja a turnos, respetar los horarios destinados a dormir. No iniciar un viaje largo sin haber dormido.

    - La automedicación (sedante-estimulante) para paliar alteraciones del sueño es peligrosa, porque puede enmascarar el proceso causante y provocar efectos secundarios sobre la capacidad de conducir.

    - Si el médico ha recetado un medicamento para el insomnio, debemos seguir las instrucciones respecto a la conducción de vehículos y evitar conducir los primeros días, y en los cambios de tratamiento.

    Seguridad en los vehículos

    Además, desde la Fundación CEA se ha solicitado a la UE y los fabricantes de coches que incluya de serie en los vehículos sistemas de seguridad que detectan y avisan al conductor de encontrarse en situación de fatiga o somnolencia, pudiendo evitar con ello la pérdida de consciencia del conductor y un accidente de tráfico con consecuencias fatales. Muchos modelos ya traen sistemas de alerta.

    Con el paso de los años y los avances en tecnología, cada vez más los coches están dotados de una serie de dispositivos que velan por la seguridad como el ABS, el Airbag, el ESP, etc. También han ido surgiendo las tecnologías que protejan al conductor de la fatiga o el sueño.

    Por un lado, sistemas que, en caso de despiste o distracción del conductor, pueden entrar en acción de forma automática para evitar un accidente o reducir sus consecuencias. En este grupo encontramos los asistentes de mantenimiento en carril, que pueden hacer girar la dirección del coche, ayudando, hasta cierto punto, a que no nos salgamos del carril de circulación, y los sistemas de frenado automático, que pueden frenar el coche por sí mismos para evitar una colisión, o minimizar sus consecuencias, en caso de detectarse que el conductor no está frenando a tiempo.

    Por otro lado, entre los dispositivos para el coche encargados de proteger laseguridad, existen otros sistemas electrónicos de naturaleza preventiva que sirven para monitorizar al conductor y controlar en qué estado está conduciendo. Así, estos sistemas son capaces de reconocer si el conductor está cansado o fatigado, o si se está durmiendo al volante. Es más, los sistemas más avanzados incluso pueden reconocer si el conductor está distraído y mirando a otra parte.

    Sensores en el volante: instalados en el volante del coche, aprenden sobre el manejo del volante por parte del conductor usual en condiciones normales, y así detectar cuando no lo hace de igual forma, en cuyo caso entenderán que el conductor está distraído, fatigado o somnoliento.

    Cámaras de reconocimiento facial. El funcionamiento de este tipo de dispositivos para el coche se fundamenta en el uso de una cámara, que se coloca sobre el volante, y un sistema de reconocimiento facial. Gracias a la combinación de estos elementos, la electrónica del vehículo puede conocer con precisión si sufrimos cansancio, fatiga, sueño o incluso falta de concentración, y tomar medidas al respecto para evitar un posible accidente.

    La cámara enfoca a la cara del conductor y supervisa los ojos de éste para comprobar si el parpadeo es normal o si indica sueño. Asimismo, la cámara es también capaz de ver si el conductor mira al frente o si desvía la mirada fuera de la carretera, retirando su atención de la circulación.

    Factores negativos

    El sueño es una actividad en la que los seres humanos emplean una tercera parte de su vida, y que resulta imprescindible para un correcto funcionamiento psicofisiológico. No dormir durante periodos largos puede llegar a producir graves trastornos de tipo físico.

    Mientras dormimos, el organismo aprovecha para recuperarse del desgaste diario, para regenerarse y para que descansen los centros nerviosos y los tejidos musculares. Es por ello que cuando no se duerme nada o no se duerme lo suficiente, el organismo reacciona con una serie de desajustes altamente peligrosos para la salud en general y especialmente para la conducción. Sin embargo, y pese a esto, son miles los conductores que circulan diariamente por las carreteras sin haber tenido el descanso adecuado y necesario para el correcto manejo de un vehículo.

    La somnolencia es la probabilidad que tiene una persona de quedarse dormida en un momento determinado y viene dada principalmente por cuatro factores:

    El momento del día: La madrugada (entre las 3 y las 5) y las primeras horas de la tarde (entre las 2 y las 4) son los momentos en los que el sueño aparece con más facilidad. Independientemente de cuanto se haya dormido, durante estas horas siempre se tiene un poco más de sueño. Por ello es necesario tratar de evitar conducir durante estos periodos o, al menos, extremar la precaución.

    La estimulación ambiental y el nivel de actividad del conductor: Los entornos viales monótonos favorecen la somnolencia y los entornos ricos en estimulación ambiental (así como mantener un nivel de actividad elevado) ayudan a mantenerse despierto. Por ello, encender la radio o mantener una conversación con el acompañante puede ser de gran ayuda en ciertas ocasiones.

    Las diferencias individuales de los conductores: Unas personas son matutinas y se sienten más despejadas por la mañana; otras son vespertinas, y sus horas de máximo rendimiento son por la tarde. Es necesario que el conductor sepa cuáles son las horas de su máximo rendimiento.

    Las horas de vigilia continuada: Cuanto más tiempo se esté despierto, más difícil será resistirse al sueño. Además si el descanso nocturno no ha sido totalmente reparador, la recuperación de horas de sueño no habrá sido completa. En estos casos la conducción puede ser peligrosa.

    Las personas que cambian con frecuencia las horas dedicadas al sueño suelen pasar por periodos de fuerte somnolencia mientras están despiertos. Esto es habitual, por ejemplo, en los trabajadores con turnos de trabajo. Alterar el llamado ciclo sueño-vigilia sin precauciones puede tener consecuencias para la seguridad en el tráfico, por lo que las personas que se ven obligadas a hacer esto deben extremar las precauciones.

    Sin embargo, la buena noticia es qué según los expertos médicos de la Fundación CEA, el cambio de hora que se ha producido recientemente no tiene efectos nocivos para la conducción.

    Medicación 

    Otro factor a tener en cuenta para evitar la somnolencia, que pone de manifiesto la Fundación CEA, es el desconocimiento por parte de muchos conductores de la existe de la somnolencia producida por la ingesta de medicamentos.

    El director de la Fundación CEA recuerda que tanto los trastornos del sueño como los tratamientos farmacológicos pueden ayudar a tener o incrementar la sensación de fatiga, a producir situaciones de somnolencia o incluso dormirse al volante. Por este motivo, es importante que los médicos tengan bien informados a sus pacientes que se puedan encontrar, por tratamiento o enfermedad, expuestos a estos casos de especial gravedad.

    Trastornos del sueño

    Existen varios trastornos del sueño que alteran el ciclo sueño-vigilia y que tienen efectos nocivos para la salud y aumentan los riesgos de la conducción. La DGT señala los siguientes:

    Insomnio: dificultad frecuente para iniciar o mantener el sueño. Genera fatiga, irritabilidad, problemas de concentración y somnolencia.

    Hipersomnia: somnolencia excesiva con episodios prolongados de sueño nocturno y facilidad para dormirse durante el día. Genera somnolencia persistente, ataques de sueño, problemas de concentración, bajo nivel de alerta y conducción automática.

    Narcolepsia: aparición de ataques súbitos e irresistibles de sueño durante el día. Posibilidad de sufrir un ataque en cualquier momento, sin posibilidad de evitarlo.

    Trastornos respiratorios: insomnio o somnolencia derivados de una patología respiratoria o alteración en la ventilación. Provoca somnolencia persistente, fatiga, irritabilidad, problemas de concentración.

    Trastornos del ritmo circadiano: patrón del sueño desestructurado debido a una mala sincronización del sueño-vigilia. Produce somnolencia persistente, fatiga, irritabilidad, problemas de concentración.

    Parasomninas: fenómenos que pueden irrumpir durante el sueño como pesadillas, terrores nocturnos, sonambulismo. Generan somnolencia persistente, fatiga, irritabilidad y problemas de concentración





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