Range Rover Evoque eD4 4x2: exclusivo pero con un toque de racionalidad
Ponemos a prueba la versión más asequible de la gama, que, sin embargo, se plantea como una de las más equilibradas. Su motor diésel de 150 CV asociado al cambio manual de seis velocidades y a la tracción delantera se alían con su práctica carrocería de cinco puertas. Como resultado tenemos un SUV que destaca positivamente entre sus rivales, pero que no puede evitar tener alguna que otra 'mancha' en su expediente.
El Range Rover Evoque es uno de esos coches que todo amante de los SUV querría tener en su garaje. Es práctico, tiene unas dimensiones compactas que le permiten desenvolverse en ciudad o carretera sin problemas, tiene un diseño realmente atractivo y un toque de distinción que lo aleja de la mayoría de todocaminos de su segmento. Sin embargo tiene un pero, y es que no es un coche precisamente asequible. Por eso nos hemos decidido a probar la versión de arranque de gama, la que menos perjudica el bolsillo de todas, para ver si merece la pena entre tanta y tan variada oferta presente en el mercado actual.
Lo que tenemos entre manos en un Range Rover Evoque eD4, es decir, la versión diésel de 150 CV que menos consume y que sólo se puede asociar a la tracción delantera. En principio, deberían ser argumentos suficientes para atraer a gran parte de la clientela, como así lo demuestran los datos de ventas del segmento SUV. La potencia, sobre el papel, es suficiente, mientras que lo de no tener cuatro ruedas motrices tampoco debería importar dado que la inmensa mayoría de los usuarios no sale del asfalto nunca o casi nunca.
La denominación eD4 hace pensar en esas versiones 'eco' que sacrifican prestaciones en favor del consumo para lograr la mayor austeridad posible. La sorpresa es que nada más empezar a rodar nos damos cuenta de que este Evoque tiene un motor muy ágil. Bajo el capó hay un 2.2 diésel con 150 caballos que parecen más. Su capacidad de aceleración es realmente buena, y ya desde la zona baja del cuentavueltas empieza a empujar con ganas. Recupera de forma satisfactoria, mantiene buenos cruceros y, como colofón, en el ordenador de viaje es raro ver un gasto superior a los 6 litros y pico de carburante en condiciones normales -el consumo oficial, que nunca se ajusta a la realidad, es de 5,0 l/100 km-. Pocas pegas se le pueden poner, aparte de una rumorosidad algo elevada, a este motor. Es más, viendo cómo se desenvuelve en ciudad, autopista y carretera no vemos motivos claros para recomendar la versión diésel de 190 CV, ya que sube el precio de forma notable y conlleva, entre otros elementos, la tracción integral que a muchos les resultará prescindible.
Detalles que marcan la diferencia
Un Evoque es algo así como un mini Range Rover. Un coche robusto y que transpira calidad por cada uno de sus poros. Evidentemente, eso se paga, y aquí está la respuesta a esa factura de 35.200 euros para esta versión de arranque de gama. La pregunta es, ¿existe algún SUV de su tamaño que ofrezca una presentación interior tan cuidada, un tacto de dirección y cambio tan precisos, un equipo tecnológico tan cómodo de usar o, simplemente, una interpretación tan acertada de la idea todocamino que debe mezclar lo mejor del mundo asfáltico y el mundo offroad? No nos metemos si quiera en el apartado estético, que es una cosa muy personal y que cada uno entiende a su manera -aunque aquí seguro la mayoría respondería de forma positiva ante su diseño-, pero de lo que no hay duda es que la respuesta a todos esos interrogantes es clara: pocos, por no decir ningún modelo del segmento SUV compacto es capaz de sobresalir por encima del Evoque en los aspectos citados.
Pero el pequeño Land Rover no es perfecto. A esa elevada rumorosidad del motor diésel que comentábamos unas líneas antes, se suma un interior algo menos habitable de lo esperado, sobre todo en las plazas traseras. Tanto la anchura como la altura disponibles en la fila posterior son sólo correctas, algo que podría ser un problema dado que el comprador de un SUV generalmente busca un coche amplio. Pero también es cierto que la versión de cinco puertas, frente a la de tres, mejora de forma notable sus cotas en la parte trasera del coche, de manera que los ocupantes no sólo acceden mejor al interior sino que pueden viajar de forma más holgada.
A modo de conclusión de esta prueba destacamos que el Range Rover Evoque eD4 es, probablemente, el más equilibrado de la gama. Se mueve muy bien sobre el asfalto, es confortable en su interior y en todo lo que tiene que ver con su tacto de chasis, cuida el bolsillo en el día a día gracias a su moderado consumo y su precio de partida supera por poco los 35.000 euros si tomamos como referencia el acabado base 'Pure'. Eso sí, su dotación no es precisamente generosa, y quien pretenda mejorarla por poco que sea, se encontrará firmando una suma cercana a los 40.000 euros -el pack de navegación, por poner un ejemplo, rebasa los 4.000 euros-. Así que toca responder a la pregunta del millón: ¿merece la pena pagar esta suma de dinero por un SUV compacto cuando hay, sin ir más lejos, estupendas berlinas familiares que son igual de prácticas y cuestan menos? Si lo vemos desde un punto de vista exclusivamente económico, no. Sin embargo, el pequeño Range Rover juega en una liga diferente, la de la exclusividad, esa en la que la decisión de compra tiene más que ver con la parte emocional que con la puramente racional. En este contexto el Evoque sabe cómo jugar sus cartas y se convierte en un producto altamente deseable y, por qué no, recomendable.
Ficha técnica
Potencia: 150 CV
Par motor: 380 Nm
Consumo mixto: 5,0 l/100 km
Transmisión: manual, 6 veloclidades
Tracción: delantera
Maletero: 575 litros
Velocidad máxima: 180 km/h
Aceleración: de 0 a 100 km/h en 11,2 segundos
Precio: 25.200 euros