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Cómo comprar motos de segunda mano: consejos indispensables


    Jorge Arenas

    Ha llegado el momento. Estás a punto de comprar una moto de segunda mano para disfrutar, sentir la libertad de circular acompañando al viento y ahorrar tiempo en tus desplazamientos diarios. O, al menos, una de esas tres cosas. Sin embargo, no siempre es fácil dar con una buena unidad y llevar cabo todo el proceso sin sobresaltos. He aquí unos consejos básicos a tener en cuenta para tratar de dar en la diana.

    1. Elegir la moto más adecuada

    Esto puede parecer de perogrullo y además es aplicable a cualquier moto, no sólo de segunda mano. Pero es importante no dejarse llevar por aquella moto que entra muy bien por la vista o que ofrece grandes prestaciones. El componente pasional está bien, no cabe duda, sin embargo, es interesante hacerse algunas preguntas antes de tomar una decisión de compra. ¿Voy a usar la moto exclusivamente en ciudad o en escapadas ocasionales por carreteras de montaña? ¿Voy a moverme siempre solo, con acompañante o parte y parte? ¿Cuánto tiempo de carnet tengo y qué tipo de motor es el adecuado a mis pretensiones? ¿La economía de uso es importante para mi en términos de gastos aplicados a revisiones, impuestos, etcétera?

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    Existen tantas opciones acertadas (o erradas) como usuarios. Simplemente se trata de pensar bien antes de elegir la moto que va a ocupar nuestro garaje. Porque de poco te sirve una deportiva radical si en los desplazamientos habituales uno va cargado de bártulos entre el tráfico, de igual manera que no tendría sentido un scooter de baja o media cilindrada (por mucho que el carnet sólo me permita esto) o incluso una moto eléctrica de autonomía reducida, si en el día a día recorro distancias largas por vías rápidas. Por mucho que sea un amor platónico, si luego no cumple con las expectativas de uso, puede acabar convirtiéndose más en un elemento de discordia que otra cosa.

    2. ¿Particular o establecimiento autorizado a la hora de comprar una moto usada?

    Una vez elegido el modelo exacto, se abren dos opciones de compra: en un compra venta o a un particular. Lo primero, por lo general, es más caro porque no deja de ser un negocio que vive de los márgenes; con un vendedor particular es más fácil limar y negociar un precio que, ya de por sí, será más contenido de inicio. Pero claro, un establecimiento autorizado está obligado a ofrecer un año de garantía y, además, lo más probable es que haga un cierto esfuerzo por vender la moto lo más presentable posible. Con un particular puede haber más dejadez en todos los sentidos

    3. ¿Ha estado parada un tiempo?

    En principio hay que huir de esas motos que 'se pararon estando en marcha' o que llevan largo tiempo criando malvas. Aunque esto puede tener una parte buena, y es que dejan de acumular kilómetros durante ese tiempo, en realidad la inactividad puede convertirse en el peor enemigo de una moto y de cualquier vehículo: baterías que pierden su carga, neumáticos que se deforman y cristalizan su capa externa, gomas que se agrietan, manguitos que pierden sus propiedades… en fin, que muchas veces volver a poner en funcionamiento una moto requiere dedicación y dinero. Esto, sin embargo, puede ser una oportunidad para negociar el precio a la baja e incluso un divertimento para los más manitas.

    4. ¿Tiene todos los papeles en regla?

    La documentación, siempre en regla

    Aunque muchos lo considerarán algo habitual, no es raro encontrarse motocicletas (o más bien propietarios) que no cumplen con sus obligaciones. La ITV debe estar en vigor para poder hacer el cambio de titularidad. También debe estar el permiso de circulación al día. En Tráfico se puede pedir informe del historial del vehículo para conocer estos y otros asuntos. Ojo, también, al seguro. Si llega el momento de comprar y volver a casa, el vehículo deberá estar cubierto en todo caso. Si el vendedor ya tiene su póliza inactiva, lo mejor es contratar un seguro de inmediato y no a posteriori, por lo que pueda pasar. Nunca se sabe cuando te pueden pedir la documentación o cuando puede hacer falta hacer uso del seguro. En caso de no existir, las consecuencias pueden ser bastante complicadas para el nuevo propietario.

    5. No hay que fiarse de las apariencias

    Ojo a los anuncios, que las fotos engañan y lo que parece un caramelo, luego puede terminar siendo algo bien distinto. Hay que ver la moto en vivo para saber cuál es su estado general. Incluso aunque uno no sea un experto en motos o no sepa de mecánica, sí se puede ver el desgaste de ciertos componentes, ruidos, vibraciones… En fin, basta un vistazo para sacar muchas conclusiones válidas a la hora de tomar la decisión final. Si hay de por medio un taller de confianza y el dueño de la moto se presta a que la miren, mejor que mejor.

    6. Motos callejeras

    Moto callejera

    El estado de los elementos que quedan expuestos puede dar una idea de si ha estado guardada bajo techo o durmiendo a la intemperie. Carenados con claros signos de batalla, motores con una gran capa de suciedad, discos de freno oxidados… Todo esto puede ser señal de que la moto ha estado expuesta a la vida de la calle más de lo deseable. También el estado del asiento es un claro indicador de esto. Igual que sucede con los coches, el no vivir bajo techo provoca desgastes prematuros, afea la estética y puede acortar la vida útil.

    7. El kilometraje en una moto de segunda mano

    Hay motores que son eternos y motos con una gran calidad de fabricación que, si han estado bien mantenidos, pueden durar lo haga falta. Esto quiere decir que en determinados casos un kilometraje elevado no tiene por qué ser un obstáculo para decantarse por un modelo u otro. Pero no deja de ser un tema importante. Por ello hay que desconfiar de esos cuentakilómetros que están rotos, porque no se sabe cuándo habrán dejado de contar. En cualquier caso, estos elementos de medición son manipulables, así que no está de más revisar cosas como el estado del asiento, el posible óxido en el bastidor o el escape, las grietas en elementos de goma, la pérdida de color de los grupos ópticos… Todo ello sirve para ver si hay coherencia entre los kilómetros marcados y lo que dice la moto de sí misma.

    8. El mantenimiento de una moto usada

    Motocicleta en un taller

    Un libro de revisiones periódico en el que haya constancia de un buen mantenimiento y refleje el kilometraje de la moto en sus años anteriores, vale su peso en oro. Hay que tratar de conseguir todas las facturas posibles relativas a los trabajos realizados en la moto. Los cambios de aceite periódicos son fundamentales y hablan del cuidado correcto por parte del dueño/los dueños anteriores.

    9. Las caídas, grandes enemigas de las motocicletas

    Hay elementos de las motos que dejan en evidencia posibles caídas y arrastrones. Los retrovisores, los estribos y palanca de cambios, las manetas y las partes expuestas del carenado son los primeros elementos que entran en contacto con el suelo y, por lo tanto, los primeros y los que más sufren los golpes. Si están muy tocados pueden indicar que la moto se ha ido al suelo en más de una ocasión. Algunas piezas del carenado suelen ser bastante caras en caso de necesitar reemplazo, y por otra parte, las caídas desajustan componentes. Aquí tenemos otro punto que puede servir para negociar el precio final.

    10. El estado de los neumáticos en una motocicleta

    Los neumáticos, piezas clave en toda moto

    Aporta información sobre el uso que se le ha dado a la moto. Si los flancos están más gastados que la parte central, es fácil pensar que la moto se ha usado en circuito; por el contrario, una rueda 'cuadrada', es decir, con el desgaste inverso, deja constancia de que el dueño anterior ha rodado más en línea recta que entre curvas.

    Los neumáticos son un elemento clave en la seguridad de cualquier vehículo, pero más lo son, si cabe, en una moto (consejos para conducir una moto sobre firme resbaladizo). Aquí, los componentes, el agarre y las presiones son fundamentales para alcanzar una experiencia de conducción satisfactoria y segura. Así que no conviene escatimar. Si la moto viene con neumáticos no sólo gastados sino de mala calidad o en mal estado, puede indicar cierta dejadez por parte de su dueño anterior. He aquí otro elemento para bajar precio en la negociación, pues unos buenos neumáticos nuevos no son precisamente baratos.

    11. El estado del equipo de frenos

    Muy importante fijarse en el desgaste de las pastillas y en otros elementos como el líquido de frenos, que tiene a oscurecerse cuando ya es viejo o lleva tiempo sin usarse. Con los discos siempre está bien pasar el dedo para ver posibles desgastes irregulares. Si hay surcos, quiere decir que el disco está alabeado, probablemente por un uso agresivo de los frenos.

    12. Ruidos en el motor de una moto usada

    Tras comprobar que el motor no esté mas sucio de lo normal y que no haya pérdidas evidentes de fluidos, toca escucharlo arrancado, bien en parado o bien en marcha. Un sonido de claqueteo metálico puede ser indicador de piezas internas sueltas, de bielas en mal estado… habría que prestarle atención urgente a esto. Si existen ruidos raros o desconocidos, cuidado. Una vez más, poder llevar la moto a un taller de confianza sería importante para cerciorarse del alcance.

    13. La amortiguación en una moto de segunda mano

    Las suspensiones, esas grandes olvidadas. Pues sí, la suspensión no es menos importante que otros componentes. Como elemento elástico incide en la conducción más de lo que uno imagina. Seguridad y confort dependen de ello, así que no es deseable comprar una moto con la suspensión en mal estado. ¿Y cómo comprobarlo? Basta con comprimir y soltar en repetidas ocasiones la parte delantera y trasera para ver si hay rebotes o se estabiliza rápido. Lo primero, indicaría un alto grado de desgaste.

    14. La prueba de una moto de segunda mano

    Antes de comprar, nada mejor que darse una vuelta con la moto usada

    Es controvertido, porque puede darse el caso de que el comprador potencial salga huyendo. Es por ello que muchos usuarios prefieren no prestar la moto. Ante una negativa, siempre es más fácil hacerlo en un entorno acotado y sin escapatoria o 'de paquete' con su dueño actual. Desde el asiento posterior también se pueden sacar conclusiones acerca del estado de la moto. El caso es ver cómo se mueve, cómo suena.

    15. La garantía 

    Un establecimiento de compra y venta de motos está obligado a dar una garantía de un año tras la compra. Pero, ¿sabías que un particular también debe responder ante posibles fallos? Los vehículos de ocasión procedentes de particulares están sujetos al Código Civil y la normativa sobre 'vicios ocultos'. Esta señala que, durante los seis meses siguientes a la fecha de venta, el vendedor deberá indemnizar o reparar aquellos defectos que tuviera el vehículo en el momento de la compra -y que no quedaran reflejados en el contrato-, aún incluso cuando los desconociera.





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