¿Qué hace falta para la llegada del coche autónomo?
Juan Luis Soto
Hemos visto en el reciente salón tecnológico de Las Vegas -CES- cómo las marcas de automóviles y los desarrolladores de programas aceleran su actividad para adelantar cuanto antes la llegada de los coches autopilotados.
Pero si la industria y la tecnología no parecen tener dificultades en resolver los problemas planteados por la conducción autónoma, no ocurre lo mismo con el entorno físico, social y administrativo. La implantación generalizada de estos sistemas, que darían vida propia a los vehículos en cuanto a toma de decisiones e interconexión, dependerá directamente de otros factores externos a la propia máquina.
En primer lugar, las normas actuales de circulación vigentes en la mayoría de los países tendrán que ser adaptadas a esta nueva circunstancia del tráfico. Todas ellas hacen referencia a las obligaciones del conductor respecto al manejo del automóvil -conducir con las dos manos en el volante, controlar el tráfico que nos precede y el que nos sigue mediante los retrovisores, etc...-. ¿Pero y si no hay conductor? El problema tendrá que ser resuelto de forma global y con celeridad pues, si no es así, se corre el riesgo de que los coches autónomos no sean de circulación legal en algunos países que no suscriban estos cambios.
Otra gran adaptación imprescindible vendrá del sector de las empresas aseguradoras. Todo lo referente a la contratación de un seguro de automóvil tendrá que ser revisada, introduciendo nuevas cláusulas que contemplen su cobertura para los vehículos semiautónomos -Nivel 3- y completamente autónomos -Nivel 4-. Pero éste no es el único problema. La propia actividad aseguradora en el sector del automóvil tendría que replantearse por completo pues los coches autónomos reducirían los accidentes prácticamente a 0, lo que no justificaría la cuantía de las primas que se pagan por los automóviles convencionales y, por ende, el negocio como se entiende actualmente.
Infraestructuras adaptadas
Para cualquiera que circule a diario por las grandes ciudades se le plantea otra gran duda al respecto que es cómo será la convivencia de los coches autónomos con el resto. La inteligencia artificial que dota a estos vehículos es muy eficaz en situaciones normales, pero ante los imprevistos como las imprudencias o infracciones cometidas por otros conductores el coche autónomo siempre optará por la detención y salvaguarda de sus ocupantes, lo que provocaría un colapso absoluto durante una hora punta, en la que la mayoría de los conductores quieren avanzar a costa de ocupar cualquier espacio disponible.
Condición indispensable para que funcione y se desarrolle la inteligencia artificial de los coches autónomos es que dispongan de una gran base de datos suficientemente poderosa. Muchos de los procesamientos se realizarán en la nube de la red, pero habrá otros que tendrá que realizar el propio ordenador de a bordo en los casos de que el coche transite en zonas sin cobertura de la red. De hecho, este es el principal reto al que se enfrentan actualmente las empresas desarrolladoras que buscan con denuedo procesadores híbridos capaces de ofrecer la suficiente capacidad de cálculo simultáneo a miles de automóviles en movimiento.
Si el coche autónomo puede desplazarse sin necesidad de conductor por las calles y carreteras, es a condición de que éstas estén preparadas y normalizadas para ello. Su comunicación no se realizará solamente con humanos u otros automóviles, el vehículo también tendrá que interactuar con la propia vía de una forma muy directa y precisa. Para ello la señalización de todo tipo de las vías deberá llegar sin fallos a las cámaras y a los sensores, y tendrá que ser homologada de una forma global para evitar cualquier error en su procesamiento independientemente de la situación geográfica.
Otro cambio previsible que hará posible el establecimiento del coche autónomo es el que afecta al propio mercado del automóvil. El deseo tradicional de poseer un coche en propiedad y conducirlo se desvanecerá cuando este se convierta en una especie de robot con ruedas para desplazarse y quizá realizar recados por encargo. Hacer eficientes los coches autónomos en la ciudad pasa por que sean compartidos y aprovechados el mayor tiempo posible. Además, las tecnologías necesarias para hacer posible la conducción autónoma y las motorizaciones limpias que se exigirán próximamente para circular por las grandes ciudades encarecerán de forma importante estos vehículos, disuadiendo a la gran mayoría de los potenciales clientes para comprarlo en propiedad.
Vemos, por todo lo anterior, que todos los actores implicados en la conducción autónoma deberán darse prisa en resolver estas urgentes cuestiones. Sobre todo porque ya hay marcas como Volvo que han anunciado la próxima llegada de su primer modelo comercial autónomo de Nivel 4 para el año 2021.