Motor

Pros y contras de tunear un vehículo


    Antonio Fajardo

    De entre todos los movimientos, aficiones y modas que hay en el mundo del motor, existe uno que todo el mundo conoce. Hablamos del tuning (o tuneo, como se diría en español). Por si alguno de ustedes no lo conoce, el tuning consiste en la personalización de un vehículo, tanto del interior o el exterior como a nivel mecánico.

    A todo el mundo nos viene a la cabeza un coche con colores llamativos, luces diversas, vinilos, ruedas grandes y un largo etc., pero a decir verdad, el mundo del tuneo es muy amplio y cubre muchas áreas.

    De hecho, dependiendo de a quién le pregunte le pueden referir a que el tuneo se basa solamente en la personalización estética, mientras que otros podrán incluir también las modificaciones y mejoras mecánicas que se le hagan al vehículo. Al fin y al cabo, la palabra tuning significa ajuste, un término tan amplio que incluye desde modificar un paragolpes hasta mejorar la respuesta del motor. Es más, las propias marcas ofrecen personalizaciones de corte Racing -por supuesto ya homologadas-, como pueden ser la R Line en Volkswagen, el paquete //M en BMW, el paquete AMG en Mercedes, la gama S-Line en Audi, y un largo etc.

    Auge del tuning

    En España, el tuneo tuvo su apogeo en los años noventa, contando con numerosas publicaciones especializadas y nuevos adeptos y también a partir del año 2001 gracias entre otras cosas a películas como 'A todo gas'. En otros países, debido a la mayor flexibilidad burocrática y mayor afición al mundo del motor, existe una gran comunidad sobre mundo del tuning tanto de fabricantes, talleres y usuarios.

    Es normal ver en Reino Unido auténticas modificaciones que serían impensables en España; es más, hasta te puedes fabricar tu propio vehículo. Un buen ejemplo de modificaciones sin demasiada burocracia se puede ver en programas de televisión como Wheelers Dealers -o Joyas sobre ruedas, como se llama en España-, en donde modifican o instalan partes mecánicas de vehículos antiguos con el objetivo de mejorarlos, restaurarlos y venderlos, intentando sacar algo de beneficio con ellos. Tras las modificaciones sólo tienen que acudir a la ITV y presentar los papeles de certificación europea.

    Otro país en el que el tuning está ampliamente extendido es Japón, y es que no pasa un sólo día sin que vea un coche modificado de alguna manera: luces de neón, alerones, llantas, kits de paragolpes, capós de fibra, etc.

    Pero en España la legislación nunca ha sido muy amiga de este tipo de modificaciones, poniendo trabas innecesarias en algunos casos, y en otros prohibiendo ciertas modificaciones aun cuando las piezas a montar tienen certificación europea. Cierto es que hace falta una ley que regule las modificaciones que se hacen a un vehículo ya que instalar un paragolpes artesanal, un alerón o una suspensión conlleva una serie de posibles peligros que hay que verificar, pero también una serie de posibles ventajas.

    Coches con unos años a sus espaldas se podrían beneficiar de nuevos sistemas de frenos, nuevas suspensiones, etc. sin tanta problemática, burocracia y coste de homologación. Y en cierto sentido éste no es el principal problema, ya que para más inri todos conocemos casos de gente con vehículos para desguazar que pasan la ITV, y vehículos bien tuneados, más seguros que cuando salieron de fábrica, que tienen siempre pegas y objeciones en la ITV.

    Repercusiones sobre el seguro

    En general hace falta un chequeo más exhaustivo en las ITV -no sólo para los vehículos tuneados-, especialmente si se han instalado modificaciones. Es más, por ley tras cualquier modificación de importancia se debe homologar en la ficha técnica tras una visita a la ITV. Esto tiene ciertas repercusiones que van desde, por ejemplo, en caso de accidente, de no tener una modificación homologada la aseguradora podría no cubrir los daños, hasta el provocar un accidente por un mal montaje o por usar piezas sin certificado europeo de calidad. Adicionalmente a homologar en la ficha técnica las modificaciones que realicemos al vehículo, necesitaremos añadirlas en el seguro si queremos tenerlas cubiertas.

    Normalmente estos añadidos encarecen el seguro ya que en algunos casos son reclamos para ladrones, modificaciones mecánicas que pueden provocar mayores situaciones de riesgo -aunque eso lo considero culpa del conductor, no de la modificación-, etc. Puede que incluso en algunas aseguradoras no estén dispuestas a querer asumir ese riesgo por muy legal que sea nuestro vehículo.

    Por ello algunas compañías poseen seguros específicos para coches tuneados, más adaptados a las necesidades de los vehículos y sus dueños, ya que, por ejemplo, existen extras que se instalan que pueden llegar a valer miles de euros.

    Creo que todos nos podríamos beneficiar de una mayor facilidad para la modificación de nuestros vehículos, siempre y cuando las medidas de control, tanto de los modificados como de los que no, sean más efectivas.




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