Motor

Las consecuencias del 'Brexit' en la industria del automóvil


    Juan Luis Soto

    La posible salida de Gran Bretaña de la Unión Europea tendrá consecuencias muy importantes para el mundo del automóvil. Las implicaciones con un sector cada vez más globalizado traerán sin remedio graves perjuicios ya no solamente en el aspecto industrial, sino también en los costes arancelarios de las exportaciones, fundamentales en la actual actividad de la automoción.

    El referéndum de continuar o no perteneciendo a la Unión Europea llega justo un año después de que la industria automovilística británica consiguiera tras muchos esfuerzos e inversiones volver a los resultados de 2005 anteriores a la crisis, alcanzando casi 1,6 millones de unidades fabricadas. De esa cifra, más de tres cuartas partes se destinaron en 2015 a la exportación. Y la gran mayoría a países europeos.

    Las grandes firmas se han manifestado

    Estos datos no hacen que las compañías del sector automovilístico estén precisamente entusiasmadas con el Brexit y ya se han levantado voces del daño que ocasionaría en una de las economías más pujantes del país y que el pasado ejercicio creció un 11,3% respecto al anterior. La propia y emblemática Rolls-Royce alertó hace una semana de las negativas consecuencias que ello supondría. Y por otro lado, desde más allá del Atlántico voces importantes y cualificadas del sector automovilístico norteamericano, como la de Mark Fields, director general de Ford, manifestaban su preferencia de que el Reino Unido siguiera dentro de la UE para hacer más fuerte a la industria europea.

    El problema de los automóviles británicos tras un Brexit llegará por la subida de impuestos a la importación en los países de destino. Y aunque esto no afectaría tanto a las marcas de lujo tradicionales inglesas como Rolls Royce, Bentley, Aston Martin, Jaguar o Land Rover, porque tienen su mejor clientela en el mercado chino, sería muy perjudicial para los fabricantes japoneses Nissan, Toyota y Honda, que precisamente producen a gran escala en sus plantas británicas para poder ser competitivos en Europa en segmentos más asequibles y donde la rivalidad comercial es encarnizada.

    No obstante, los defensores de la salida de Reino Unido plantean argumentos opuestos y opinan que los efectos serán beneficiosos en estas circunstancias. Aunque supeditados a una progresiva devaluación de la libra esterlina que abarataría los costes de producción y abriría nuevas expectativas de competir contra otros fabricantes en Europa.




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