Motor

Prueba del BMW 320d Touring xDrive Automático: poniendo el listón cada vez más alto


    Jorge Arenas

    Nos ponemos al volante de la berlina familiar más reciente del segmento D. La nueva generación del BMW Serie 3 Touring da un importante salto adelante en calidad y, con el motor 320d asociado al cambio automático y la tracción integral, se muestra como una opción muy completa y equilibrada.

    La Serie 3 representa el escalón de acceso a las berlinas de BMW. Esto es así desde el año 1975, cuando se lanzó al mercado la primera generación, que fue sucesora del BMW 2002, modelo perteneciente a una saga que fue muy importante para la marca, ya que levantó las cifras de ventas en un momento muy necesario. Sobre esa base nació el primer Serie 3 que, desde entonces, ha ido marcando hitos como la llegada de las distintas carrocerías (Coupé, Berlina, Touring y Cabrio), de los míticos motores de seis cilindros en línea, de los deseados deportivos M3 y de un sinfín de cosas más que ya forman parte de los libros de historia de BMW.

    Foto de familia de las seis primeras generaciones del BMW Serie 3

    E21, E30, E36, E46, E90, F30, G20… Cualquier buen aficionado a la marca sabe citar cada generación de la Serie 3 por su código interno, y esto es mucho decir. Queda claro que es un vehículo que, además de haberse posicionado como referente de su segmento dentro del apartado premium, ha sabido crear afición entre los seguidores de la hélice.

    El coche que hoy tenemos entre manos pertenece a la séptima generación, la última hasta el momento, con código interno G20 para la berlina y G21 para el Touring. Para esta prueba nos hemos decantado por la versión Touring, que es la más práctica y completa. Habrá quien prefiera la tradicional silueta sedán del modelo de cuatro puertas, pero lo cierto es que la versatilidad y la comodidad que ofrecen el portón y la amplia zona de carga del familiar son difíciles de igualar.

    La puesta en escena

    Zaga del BMW Serie 3 Touring G21

    Al primer golpe de vista es imposible no pensar que el relevo generacional ha sido bastante conservador en términos de diseño. ¡Cómo se parecen esta generación y la anterior! No ocurre tanto como en alguna berlina de otras marcas, pero queda claro que no se ha buscado una ruptura total sino más bien una modernización del diseño ya existente. En sus líneas maestras no hay muchos cambios, lo que puede llevar a pensar que se trata de un restyling, pero no, no lo es. Es una generación nueva y, si se mira al detalle, se encuentran las diferencias exteriores, que son más -y más importantes- de lo que pudiera parecer a simple vista.

    En cualquier caso, lo mejor está dentro. Al acceder al habitáculo vemos que sí hay cambios patentes. La calidad y la presentación han dado un paso adelante. Este BMW sigue teniendo un punto de sobriedad, pero menos acusado que antes. Además, el diseño general, la disposición de los mandos y los materiales elegidos ahora recuerdan a los de las grandes berlinas de última hornada de la marca.

    Interior del BMW Serie 3 Touring G21

    Hay una gran pantalla presidiendo la consola central con un par de hileras de botones debajo. En la consola del túnel central está el selector del cambio, más pequeño que antes (esto de reducir el tamaño de la palanca empieza a ser tendencia en muchas marcas), la ruleta para el manejo del sistema de infotainment (más plana y con control táctil), y otros botones relativos al sistema de aparcamiento, los modos de conducción, el start/stop y el botón de arranque. La botonera es más fina y moderna, y transmite mayor sensación de calidad.

    Hay más finura en líneas generales: en los materiales elegidos, en la consola, el salpicadero, los marcos que recubren las salidas de aire, los mandos que activan las distintas funciones… Todo ello es mejor a la vista y al tacto. El volante también es nuevo y la instrumentación digital opcional con pantalla de 12,3 pulgadas que monta nuestra unidad de pruebas es realmente completa y ofrece una información de fácil lectura. Aquí, el problema está en el precio de los paquetes opcionales que permiten acceder a esta pantalla digital, que, en el mejor de los casos, obligan a desembolsar 3.255 euros.

    Cuestión de practicidad

    Luneta trasera practicable en el BMW Serie 3 Touring G21

    ¿Por qué elegir el Touring en lugar de la carrocería berlina? Fundamentalmente, por su maletero. Habrá quien también lo haga por razones de diseño, pero lo cierto es que el verdadero cambio se encuentra en la zona de carga, que en este caso aumenta su volumen en 20 litros frente a la berlina (500 litros en lugar de 480) y, sobre todo, suma un portón muy amplio y reduce la altura del plano de carga, con lo que facilita enormemente la entrada de todo tipo de objetos en su interior. Son 5 litros más que en la generación anterior, que no es mucho, pero ahí están. Por cierto, que este nuevo modelo mantiene la luneta trasera practicable, que es toda una seña de identidad en la Serie 3 desde hace varias generaciones. Gracias a ella se puede acceder al maletero elevando solo el cristal, que tiene un cierre independiente, sin tener que abrir todo el portón. Esto puede resultar práctico en situaciones en las que no hay espacio para abrir el portón o, simplemente, cuando queremos coger un pequeño objeto del interior. En estos casos, abrir la luna trasera es la maniobra más cómoda y rápida

    El nuevo Serie 3 ha crecido en sus cotas interiores, por lo que es más habitable que antes. Y también ha aumentado su lista de elementos de conectividad y de asistentes a la conducción. En este sentido, un Serie 3 Touring como el que estamos probando, al margen de opcionales, incluye sistemas tan interesantes como el control de crucero con función de frenado, la advertencia de colisión frontal también con intervención en los frenos o advertencia de salida de trayecto con función de retorno a la carretera. Igualmente, el Bluetooth o la conectividad 4G se incluyen de serie. Así que, lo básico y más está al alcance de cualquier usuario. No se puede decir que el coche venga pelado de fábrica. En cualquier caso, todo el potencial tecnológico del coche, evidentemente, queda relegado al catálogo de opciones, que ofrece una lista interminable de dispositivos que merece ser estudiada al detalle.

    Por ejemplo, el Driving Assistant Professional es un paquete de sistemas que, aparte de mejorar la seguridad, puede hacer la vida más cómoda al conductor en situaciones de tráfico denso, como las que pueda haber un día cualquier en la hora punta de una gran ciudad o en un viaje por carretera en plenas vacaciones. En este paquete se incluyen:

    - Advertencia de cambio de carril (supervisión permanente del entorno lateral del vehículo)

    - Advertencia de tráfico cruzado detrás y prevención de colisión trasera

    - Asistente de guiado de carril y dirección (incluye asistente de parada de emergencia)

    - Control de crucero activo con función Stop&Go

    - Speed Limit Assist (SLA) (permite asumir limites de velocidad en control de crucero activo)

    Motor y sensaciones a los mandos

    BMW 320d Touring xDrive Aut. en acción

    La unidad probada monta el motor diésel 320d (2 litros y 190 caballos), asociado a la tracción integral xDrive y al cambio automático de 8 velocidades Steptronic. El conjunto es excelente: buenas cifras de potencia y par, muy buena capacidad de aceleración, y un consumo de combustible muy contenido… En fin, un perfecto rodador, un devorador de kilómetros al que no se le pueden poner pegas porque ya ni siquiera llega el típico ruido de motor diésel al interior, debido al trabajo realizado en materia de aislamiento. Es una pena que la reciente demonización del diésel haya causado estragos en el comprador, ya que esta versión es ampliamente recomendable.

    Otro punto que ha mejorado mucho en esta nueva generación es la calidad de rodadura. Hay bastante diferencia en este apartado. El Serie 3 Touring ahora ofrece una pisada más limpia y silenciosa, con un guiado sobresaliente. Tengo la sensación, en cualquier caso, de que la experiencia de conducción podría ser más cómoda que la que hemos experimentado en esta prueba. En nuestro caso, al montar el pack M con suspensión deportiva, y neumático ancho y de bajo perfil, todo se vuelve más directo y certero, pero a la vez más incómodo. Este acabado va enfocado a quien le guste la deportividad, no solo estética sino también al volante. Pero a quien no, que seguramente sea la mayoría, sin duda debería optar por configuración menos agresiva, que en el fondo casa mejor con la idea de un 320d Touring, que no deja de ser un tragamillas de enfoque familiar más que un coche de pretensiones deportivas.

    Conclusión

    No cabía esperar otra cosa. La misma idea de siempre, que ya era buena, ha mejorado en la nueva generación. BMW ha conseguido darle una vuelta de tuerca a su Serie 3 hasta conseguir un producto que, si bien recuerda al anterior por su diseño exterior, es mucho más certero en diseño interior, funcionalidad y dinámica. La sensación de calidad percibida también sube un punto y, en materia de tecnología, hay poco que objetar al margen de que casi todo lo apetecible es opcional y caro. Pero esto no es nada nuevo. De la triada BMW-Mercedes-Audi, en este momento, el Serie 3 es el referente. Los A4 y Clase C actuales ya llevan más tiempo en el mercado y se encuentran a mitad de ciclo de vida, así que su rival de BMW juega con una ventaja que sabe aprovechar.

    BMW 320d Touring xDrive Aut.

    Lo más destacable

    - Prestaciones

    - Insonorización y calidad de rodadura

    - Consumo contenido

    Lo mejorable

    - Precio de algunos paquetes opcionales

    - Suspensión deportiva poco confortable

    - Motor 20d sin opción a cambio manual

    Ficha técnica

    Motor: turbodiésel, 4 cil, 1.995 cc

    Potencia: 190 CV a 4.000 rpm

    Par motor: 400 Nm a 1.750 rpm

    Consumo mixto oficial: 5,5 l/100 km

    Transmisión: automática, 8 velocidades

    Maletero: 500 litros

    Velocidad máxima: 225 km/h

    Aceleración 0-100 km/h: 7,4 segundos

    Precio: 48.300 euros





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