
Esto de emprender en el campo social suena a beneficiencia. Es como si los que eligen un proyecto social lo tienen que hacer de forma altruista, gratuita, sin ningún tipo de remuneración y ofreciendo los servicios de forma desinteresada para llegar a colectivos marginados. Nada más lejos de la realidad. Es un concepto equivocado que nace desde el propio sector.
Las entidades que lideran este campo como son Fundaciones y ONG’s necesitan cambiar de mentalidad y profesionalizarse. Es legítimo ganar y generar dinero porque desde la profesionalidad de los servicios se puede actuar y maximizar los recursos disponibles. Trataremos varios ejemplos pero la necesidad de cambio es imperiosa. Los propios actores del sector reclaman un cambio en su valoración y compensa. En casi todos ellos, los salarios son bajos y se habla de su amor por la labor como forma de justificar tal dedicación.