La culpa no es de Bernanke
Las bolsas han vivido un miércoles negro y algunos lo atribuyen a las medidas aprobadas por el presidente del banco central de Estados Unidos, la Reserva Federal, para cambiar deuda a largo por corto, en lugar de inyectar dólares. Sin embargo, la auténtica causa del desastre no ha sido esa, sino los datos sobre pedidos manufactureros en China y en Europa. En el viejo continente, la encuesta que se hace entre los gestores de compras apunta por vez primera hacia una recesión. Es decir, que no sólo Estados Unidos, también Europa puede sufrir un fuerte retroceso en su crecimiento en los próximos meses, lo que haría casi inviable cumplir con las previsiones de reducción del déficit y de la deuda de sus países miembros y complicará extraordinariamente el escenario de la crisis. Véase, por ejemplo, España. El FMI pronostica un crecimiento del 1,1 por ciento para el próximo año, medio punto por encima del actual. ¿Es creíble esta previsión? Parece que no, la mayoría de los analistas apuntan hacia un crecimiento negativo o recesión. ¿Cómo vamos a reducir el déficit al 4,4 por ciento en 2012 frente al 6 por ciento previsto en 2011 si los ingresos van a ser inferiores? Sólo hay un camino, o recorte del gasto o subida de impuestos. Es la receta que tendrá que aplicar gane quien gane el 20-N.