Un debate aburrido

Asistir al debate sobre el Estado de la Nación es algo aburrido y tedioso. Zapatero y Rajoy tienen un magnífico equipo de aesores que les inunda de datos estadísticos para contrarrrestar los argumentos opuestos. Tanto el presidente del Gobierno como el líder de la oposición leen estos datos sin apenas entenderlos, lo que hace que sea imposible sacar una conclusión al final de sus intervenciones. Pero sobre todo, ninguno de los dos ofreció soluciones contra la crisis. Fue un debate dedicado a echarse los trastos a la cabeza en lugar de a aportar ideas para salir de la crisis que nos asola a todos. Rajoy va a ganar de calle los comicios, pero la duda que tenemos todos es si va a ser capaz de poner en marcha las medidas que son necesarias. Sobre todo, porque son impopulares y pueden provocar una fuerte reacción social. El gallego ha debido de aprender del líder conservador británico, David Cameron, quien adelantó parte de los ajustes y a puntos estuvo de perder las elecciones británicas. Lección, mejor no decir nada hasta llegar al poder. Lo malo es que la misma incertidumbre que tenemos los ciudadanos la tienen los mercados, que siguen castigando a España. La cuestión sigue siendo si podremos aguantar hasta marzo. La clave de todo está mañana en Grecia. Es paradójico, que los españoles estemos pegados al televisor para seguir el debate del Estado de la Nación, y a cientos de kilómetros de distancia, en Atenas se va a tomar mañana la primera decisión importante sobre el futuro de Europa y del euro. elEconomista ofrece en su edición de mañana un magnífico reportaje para entender las consecuencias de un no a las reformas. Sería desastroso.

Los comentarios están cerrados.