Especulación o tsunami

Si no fuera porque es alemán, pensaría que el comisario europeo de la energía, Guenther Ottinger, ha perdido el sentido. Sus declaraciones del martes calificando de apocalíptico el suceso nuclear de Japón causaron sorpresa y estupor en todo el planeta. Las afirmaciones de ayer de que el accidente nuclear está «fuera de control» provocaron un drástico cambio de rumbo en los mercados financieros, que cayeron con fuerza. Ottinger me recuerda a los médicos que te advierten en primer lugar de todas las secuelas que puede dejarte una enfermedad, aunque luego la realidad no sea tan grave. Siempre es mejor estar advertido. De todas formas, sus palabras chocan con las noticias que llegan de Japón de que la radiactividad afecta aun radio de 20 kilómetros. ¿Cual es el riesgo sanitario para el resto del mundo o para los propios japoneses, alejados de este punto? Algo no casa, la confusión sigue siendo mayúscula. Y ¿cual es el efecto para la economía japonesa y la mundial? Todo lo que apuntan los economistas es a la interrupción de los suministros de durante unas semanas, que afectaría principalmente a la industrial del motor y electrónica. El mayor peligro económico está en la repatriación de fondos invertidos en el exterior, sobre todo en deuda americana, para reconstruir el país. Todo apunta a que los especuladores se han adueñado de los mercados y están haciendo su agosto en marzo aprovechándose de la catástrofe.

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