Un presidente secuestrado

Las numerosas citas que tiene por delante Zapatero le impiden acometer reformas. Este mes de septiembre tiene que hacer frente a las primarias en Madrid y a la huelga general, en otoño-invierno elecciones catalanas, y antes de ello lograr el apoyo de algún grupo político de la Cámara para aprobar los presupuestos. Una auténtica carrera de obstáculos. Con tanto impedimento, el impulso reformista se pierde. Las reformas son impopulares y el presidente no puede permitírselo en estos momentos. Se juega el cuello.

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