Amor de padre

Los periodistas solemos sorprendernos pocas veces. Me quedé impresionado al ver que Rato acudió a recoger el premio Tiépolo acompañado de sus hijos pequeños, de 9 y 10 años. Los niños no se despegaban del padre, mientras éste saludaba a los asistentes. Y es que el director gerente del FMI sólo podía pasar unas horas en Madrid, pese a que era viernes por la tarde y había un largo fin de semana por delante. El tiempo para estar con ellos se reducía al cóctel y poco más. A la mañana siguiente partía para Viena. En ocasiones, ser un tío tan importante no compensa. 

4 comentarios en “Amor de padre”

  1. swaption dice:

    Los hijos viven en Madrid? No se los ha llevado a EEUU?

  2. conete dice:

    Pues la verdad es que debe ser bastante duro

  3. alejandro dice:

    Bien dicho yo pienso igual y supongo que él también a veces. Muy bueno.

  4. Asane dice:

    Se supone que a él si le compensará, de lo contrario no seguiría en el puesto. Cada persona le da más importancia a unas cosas que a otras, aunque yo (y mucha gente más), sin duda, le doy mucha más importancia a mi vida personal que a mi vida laboral o profesional.

Deja tu comentario

De conformidad con la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal, le informamos de que sus datos serán incorporados a un fichero propiedad de EDITORIAL ECOPRENSA, S.A. (en adelante, El Economista) con la finalidad de gestionar su utilización de los blogs. Usted puede ejercitar sus derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición dirigiéndose por escrito a El Economista. C/ Condesa de Venadito, 1- 3º 28027 Madrid. elEconomista podrá limitar, total o parcialmente, el acceso a sus servicios a determinados Usuarios, así como cancelar, suspender, bloquear o eliminar determinado tipo de contenidos si tuviese conocimiento efectivo de que la actividad o información almacenada y/o difundida es ilícita o de que lesiona bienes o derechos de un tercero. No obstante, elEconomista no tiene obligación de controlar la utilización que los Usuarios hacen de los servicios y, por consiguiente, no garantiza que los Usuarios hagan un uso diligente y/o prudente de los mismos. Tampoco tiene la obligación de verificar y no verifica la identidad de los Usuarios, ni la veracidad, vigencia, exhaustividad y/o autenticidad de los datos que los Usuarios proporcionan sobre sí mismos. elEconomista excluye cualquier responsabilidad por los daños y perjuicios de toda naturaleza que pudieran deberse a la utilización de los servicios y de los contenidos por parte de los usuarios o que puedan deberse a la ilicitud, carácter lesivo, falta de veracidad, vigencia, exhaustividad y/o autenticidad de la información que los usuarios proporcionan a otros usuarios acerca de sí mismos y, en particular, por los daños y perjuicios de toda naturaleza que puedan deberse a la suplantación de la personalidad de un tercero efectuada por un usuario en cualquier clase de comunicación realizada a través del portal.