Un trabajo de media jornada

Quiero dar las gracias a los lectores de mi primer blog y a los comentarios amables que (hasta ahora) he recibido. Son las 22:15 horas del lunes. Ya sabéis que en prensa se trabaja media jornada, normalmente de  10 (de la mañana) a 10 (de la noche). La otra media es para dormir y alimentase. Hoy ha sido un día duro. A mi tampoco me gustan los lunes. Sobre todo, después de un fin de semana soleado. Por la mañana, reunión con el presidente y el director para solventar cuestiones laborales. Fundar un periódico es como un puzzle gigante. Todas las piezas deberían encajar aparentemente, hasta que uno se pone de verdad a ello. Hay que limar asperezas, hacer varias veces de psicólogo al día, y que convivan diferentes culturas de hacer periódicos y hasta de ver la vida.

 Todos los lunes, a las 13:00 hay consejo editorial. Los «supercicutas» de elEconomista debaten los temás que han surgido la semana anterior y nos brindan sus sesudos consejos para fijar la línea editorial del periódico. Ya saben que somos un diario económico liberal, que defendemos a los empresarios y al mercado sin interferencias políticas. Por eso no dudamos en criticar a Blesa cuando se fue al Congreso del PP a lucir palmito. ¿Qué pintaba allí? Pues, eso digo yo. Hoy ha tocado estudiar el efecto del alto el fuego sobre la economía.

Me anulan el almuerzo con un director de comunicación y aprovecho para comer con media plantilla. Otra vez enganchado al periódico. A primera hora de la tarde, consejo de redacción para decidir la primera página. Primero íbamos  con el Ave, luego con la rebaja de cotizaciones y, por fin, con el pacto político para solucionar lo de Endesa. Lo ha dejado caer Cacho y, nosotros, hemos preferido sacarlo. Me toca escribirlo. Mañana, Jiménez Losantos nos pondrá a parir de nuevo, seguramente, por aquello del pasteleo entre políticos. Pero qué le vamos a hacer. Estamos contentos, es una prueba de que llevamos una línea editorial sensata. Aunque esto, claro, no se puede decir, porque cualquier día te ponen a parir en la radio. En fin, que haga lo que quiera. Como aún somos una pulga, no osamos desafíar a un elefante. Aunque torres más altas han caído. Fíjense lo del Corte Inglés. Otro día les cuento, ahora es hora de irse a dormir. Felices sueños.    

4 comentarios en “Un trabajo de media jornada”

  1. Augusto Niebla dice:

    qué paso depués de publicar «lo de El Corte Inglés»?

  2. R dice:

    Que Federico Jiménez Losantos los ponga a parir es señal inequívoca de que van por buen camino. Ánimo.

  3. Miguel Rebollo dice:

    juas… me ha encantado lo del trabajo a media jornada. Yo también tengo uno de esos y nunca lo había visto así.

    No lo había dicho antes, pero bienvenido a la blogosfera. Yo ya había oido en la radio de vosotros (afortunadamente no a Jiménez Losantos 😉 y, al menos mientras seáis «pulga», creo que les gustáis a más gente.

    Un saludo

  4. Asane dice:

    Curioso concepto de media jornada 🙂

Deja tu comentario

De conformidad con la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal, le informamos de que sus datos serán incorporados a un fichero propiedad de EDITORIAL ECOPRENSA, S.A. (en adelante, El Economista) con la finalidad de gestionar su utilización de los blogs. Usted puede ejercitar sus derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición dirigiéndose por escrito a El Economista. C/ Condesa de Venadito, 1- 3º 28027 Madrid. elEconomista podrá limitar, total o parcialmente, el acceso a sus servicios a determinados Usuarios, así como cancelar, suspender, bloquear o eliminar determinado tipo de contenidos si tuviese conocimiento efectivo de que la actividad o información almacenada y/o difundida es ilícita o de que lesiona bienes o derechos de un tercero. No obstante, elEconomista no tiene obligación de controlar la utilización que los Usuarios hacen de los servicios y, por consiguiente, no garantiza que los Usuarios hagan un uso diligente y/o prudente de los mismos. Tampoco tiene la obligación de verificar y no verifica la identidad de los Usuarios, ni la veracidad, vigencia, exhaustividad y/o autenticidad de los datos que los Usuarios proporcionan sobre sí mismos. elEconomista excluye cualquier responsabilidad por los daños y perjuicios de toda naturaleza que pudieran deberse a la utilización de los servicios y de los contenidos por parte de los usuarios o que puedan deberse a la ilicitud, carácter lesivo, falta de veracidad, vigencia, exhaustividad y/o autenticidad de la información que los usuarios proporcionan a otros usuarios acerca de sí mismos y, en particular, por los daños y perjuicios de toda naturaleza que puedan deberse a la suplantación de la personalidad de un tercero efectuada por un usuario en cualquier clase de comunicación realizada a través del portal.