Atrapados en Panamá
Sacyr levantó a última hora de ayer el últimatum dado a las autoridades panameñas sobre la construcción del Canal. ¿Es un paso atrás de la empresas española?, ¿Una muestra de debilidad? Al parecer se dejó guíar por el fuerte enfado de sus socios de Impregilo para dar el ultimátum, pero se ha dado cuenta de que su ejecución no sólo tendría un efecto desastroso para las dos empresas, sino para la propia marca España. Por eso dio marcha atrás. Las conversaciones con la Autoridad del Canal parece que están estancadas en la financiación para concluir la obra. El consorcio hispano-italiano busca una respuesta inmediata a sus problemas, pero los panameños no están por la labor. Cualquier reclamación tiene que seguir el largo trámite previsto en el mecanismo de resolución de conflictos pactado entre ambas partes, como es lógico. Por eso, sólo están dispuestos a adelantar 200 millones, que pueden ser utilizados por Sacyr y sus socios como aval para lograr mayor financiación. Pero el presidente de Sacyr, Manuel Manrique, tropieza con la negativa de su socio italiano para aceptar esta solución. En estos momentos, está entre la espada y la pared. Ha dado su compromiso al Gobierno español de seguir adelante, pero tiene en contra a Impregilo. La solución, si la italiana no rectifica, sería romper con esta y seguir adelante. Poco más. Los panameños ya han trasladado al Gobierno español que están contentos con la obra y que no buscan una alternativa en Estados Unidos, como se ha publicado. También reconocen que existen desviaciones, pero no quieren reconocerlas antes de las elecciones previstas para mayo. Todo a su tiempo.