Puente aéreo

Quien quiera comprender la crisis que padece Iberia no tiene más que coger una mañana el puente aéreo entre Madrid y Barcelona. Lo que hace unos años era la hora punta, con aviones llenos que casi no llegaban a satisfacer la demanda de tráficio, hoy es un erial. Los aparatos van medio vacíos, en los mostradores no hay colas y hay una persona por cada tres asientos. En Aena dicen que el 40 por ciento del tráficio se ha ido al AVE y el otros 40 por ciento se lo ha llevado la crisis y las nuevas tecnologías, que permiten resolver muchos problemas a través de la teleconferencia. El 20 por ciento restante de pasajeros son los que aún transporta la aerolínea. Tantos años escribiendo que el AVE podía destrozar el tráfico del puente aéreo, que resulta triste que las advertencias hayan  pasado de largo entre tanto cambio de equipo directivo en la aerolínea de bandera española. El presidente de Iberia, Luis Gallego, señalaba la semana pasada en elEconomista que el AVE tenía que ser mirado como un aliado y no como un enemigo. Creo que van a tener que trabajar mucho más y mejor para conseguirlo.

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