La caída de Fagor
La crisis tiene un lado muy amargo, las miles de personas que se suman de manera silenciosa a la larga cola del desempleo. Cuando, además, se trata de una empresa conocida, el tema salta a las portadas de los medios de comunicación. Ayer fue Panrico, hoy es Fagor y antes fueron Marsans u otras. El fabricante vasco de electrodomésticos tenía una trayectoria de crecimiento brillante contra viento y marea. El grupo cooperativo Mondragón siempre eludió las crisis bajando sueldos en tiempos complicados y subiéndolos cuando se volvía la normalidad. Pero ni esa práctica, ha logrado en esta ocasión salvar a Fagor del concurso. ¿Qué ha pasado? A Fagor le penaliza la expansión internacional, que ahora se vende como tabla de salvación para la mayoría de las empresas. Una internacionalización temprana en China, que se ha vuelto en su contra, y sobre todo en Francia, donde las rigideces y los elevados costes del mercado galo han resultado invencibles. El resultado es el conocido, un preconcurso, que obligará a aplicar quitas a los acreedores y una reestructuración de la plantilla, con despidos y recortes de sueldos del 20 por ciento. Nadie está libre de problemas en un mercado deprimido como el actual. Fagor seguirá adelante, pero con un tamaño mucho más pequeño y con las aspiraciones mermadas de convertirse en una multinacional. Espero que no sea el principio de una larga agonía.