La lección chipriota
Los pequeños ahorradores se han salvado en Chipre y eso es bueno, porque demuestra que se mantienen las normas, aunque sean no escritas, de respetar los depósitos por debajo de cien mil. Pero por encima de esa cantidad, el castigo es muy superior al que se temía, la liquidación de dos de las grandes entidades financieras chipriotas -Laiki y Banco Popular- y la reestructuración del principal -Banco de Chipre- dejará a bonistas, accionistas y depositantes a merced de las pérdidas de estas entidades. Una lección para el futuro, de que las inversiones arriesgadas pueden acabar en cuantiosas pérdidas. Pero sobre todo, es una lección para los rusos que mantenían grandes depósitos, en muchos casos opacos, que a partir de ahora tendrán que buscar nuevos caladeros. No era de recibo mantener abierto un paraíso fiscal dentro de la UE, sin cumplir las reglas de juego.