Que tomen nota
El castigo de los italianos a la coalición que lidera Mario Monti representa una dura lección para Merkel y sus tesis de austeridad, pero sobre todo es una lección para los demócratas. No se puede quitar a un primer ministro (Berlusconi) para poner a un tecnócrata (Monti) sin pasar por las urnas, por mucho que el primero sea un desastre. En democracria, es necesario disolver el parlamento y convocar elecciones para cambiar un Gobierno. Más grave aún es el éxito de Grillo, un cómico que desproticando contra todo y contra todos logra un tercio de los votos. Es la prueba del creciente descontento de los ciudadanos ante la política de los grandes formaciones políticas, atricheradas en sus privilegios. Italia es una lección para la zona euro, lo malo es que el rechazo a la austeridad puede provocar una nueva revuelta en los mercados, que frene la incipiente recuperación en marcha.