Un reforma local incompleta

La reforma local presetanda ayer por el Gobierno es el primer paso para reducir el tamaño de las administraciones públicas, ahora falta la de las autonomías. Se limitan sus funciones y se les somete a la auditoría del Estado con el fin de controlar su gasto disparado. No sé porqué hemos tardado tanto en tomar la decisión. Quizá se ha perdido el tiempo intentando pactar con Rubalcaba. Existen aspectos, sin embargo, en los que se queda corta. Reducir el sueldo de los concejales a cero en el 80 por ciento de los casos sin recortar su número, puede generar más corrupción. Además, se mantienen las diputaciones, unos entres obsoletos con el gasto disparado en altos cargos, que son una perfecta tapadera para eludir la fusión entre pequeños municipios. Podíamos aprovechar para rematar de una vez el asunto.

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