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¿Un aterrizaje 'suave' más bien duro?

Ainhoa Giménez, Bolságora
29/09/2006 - 0:26

Esto cada vez se pone más feo. La revisión a la baja del PIB del segundo trimestre en Estados Unidos eleva el nivel de las alertas que encendió el índice de actividad manufacturera que elabora la Reserva Federal de Filadelfia, el Philly Fed.

Las alarmas saltaron, como recordarán, el jueves pasado con la publicación de una fuerte e inesperada caída del índice de la Fed de Filadelfia, que entró en terreno negativo (lo que augura un estancamiento de la actividad industrial). Después llegaron otros datos preocupantes, como la caída de los pedidos duraderos -también fuerte e inesperada- o la bajada del precio de la vivienda usada. Pero la solidez de la vivienda nueva y de la confianza del consumidor mantenía el optimismo de los analistas... hasta ayer.

Porque ayer llegó otro duro golpe para el escenario de aterrizaje suave que pretende pilotar la Reserva Federal. El PIB del segundo trimestre en EEUU fue rebajado ayer hasta el 2,6% desde el 2,9% estimado inicialmente. Lo cual incrementa la desaceleración respecto al crecimiento del 5,6% registrado en el primer trimestre.

Los dos principales elementos que pueden convertir el aterrizaje suave en brusco son una abrupta desaceleración en el mercado inmobiliario y un descenso mayor de las ventas de automóviles, dos sectores que ya podrían haber entrado en recesión, según algunos observadores. Del sector inmobiliario, ya hemos hablado de la caída de precios, la primera en 11 años; respecto al automóvil, son bien conocidos los grandes despidos anunciados por General Motors y Ford, que ayer mismo anunció medidas similares en su unidad financiera.

Un economista de Northern Trust comentaba ayer a CNN Money que el PIB del cuarto trimestre probablemente se situará por debajo del 2%, y que no está nada claro que el del tercer trimestre vaya a superar esa cifra. Y, definitivamente, admitía el riesgo de un crecimiento negativo.

La curva invertida

Para este analista –y para otros muchos-, un elemento muy significativo es la curva de tipos, que sigue invertida; esto eso, la rentabilidad de los bonos a largo plazo está por debajo de la de las letras a corto plazo (lo normal es lo contrario, puesto que, cuanto más tiempo se presta el dinero, más interés suele pedirse para compensar el riesgo). Siempre que se ha invertido la curva en el pasado, ha anunciado una recesión en EEUU.

De hecho, los aterrizajes bruscos han sido mucho más normales que los suaves en el pasado: sólo se recuerdan dos aterrizajes suaves logrados por la Fed, el de 1995 gestionado por Greenspan y el de 1966, cuando todavía regía el patrón oro.

No obstante, no todo el mundo es tan pesimista. Otros economistas piensan que, a pesar del debilitamiento de la vivienda y el automóvil, la economía seguirá creciendo aunque sea despacio. Como argumentos, citan la caída de los precios de la energía, unos tipos que siguen relativamente bajos pese a los dos años de subidas (es que partían de niveles exageradamente bajos) y la fortaleza de los salarios.

Aunque este bando no descarta completamente un aterrizaje brusco, considera que los pesimistas infravaloran el efecto de la bajada de la gasolina en el consumo y que este efecto provocará un repunte del crecimiento en los próximos trimestres.

El mercado parece empezar a inclinarse claramente por el primer grupo: los futuros sobre los Fed Funds descuentan que la Reserva Federal tendrá que bajar los tipos ya en febrero para evitar una recesión. Ahora bien, en lo que todo el mundo coincide es en que es muy difícil hacer previsiones con tantos datos contradictorios sobre la economía.