Se inicia la corrección de septiembre. El Dow Jones dio marcha atrás en la ruptura alcista de las dos sesiones anteriores y el Nasdaq sufrió una caída del 1,72%, la mayor desde finales de julio.
Los defensores de que la caída iniciada el martes era el inicio e una corrección mayor vieron sus argumentos reafirmarse ayer. En efecto, el Ibex retrocedió el 0,9% y por fin cerró por debajo de los 12.200 puntos tan trabajosamente conquistados en días anteriores. Y el EuroStoxx amplió su caída hasta el 1,19%, con lo que perdió su soporte de 3.800 puntos.
Más preocupante fue lo ocurrido en Nueva York, el mercado que más incertidumbres ha presentado en la subida desde julio. El Dow Jones dio marcha atrás en la ruptura alcista de las dos sesiones anteriores con un recorte del 0,55%, y el S&P 500 se dejó el 0,99%. Pero el gran ataque bajista se produjo en el Nasdaq, que sufrió una caída del 1,72%, la mayor desde finales de julio.
Estas caídas son inesperadas y dolorosas tras las muestras de solidez que había dado Wall Street en la vuelta de vacaciones. Por supuesto, vuelven a sembrar dudas sobre la necesidad de una caída importante antes de reanudar la tendencia alcista, con la que septiembre haga honor a su mala fama. Pero también puede ocurrir que el fenómeno vuelva a circunscribirse al Nasdaq como a mediados de año y que los índices tradicionales continúen escalando ajenos a las tribulaciones del tecnológico.
Unas tribulaciones que crecen de día en día. Si el martes era Intel el que anunciaba 10.500 despidos, ayer estallaba un posible caso de información privilegiada en Hewlett-Packard, surgían nuevos problemas en la fusión entre Lucent y Alcatel, y Palm daba un profit warning tras el cierre de la sesión normal.
En el lado económico, ayer fue el día más relevante de la semana. Por un lado, los costes laborales subieron más de lo esperado después del buen dato de paro del viernes pasado; por otro, el Libro Beige confirmó el escenario de ralentización que muestran cada vez más indicadores. En suma, resurge el miedo a la estanflación. En contra de esta tesis, el ISM se servicios creció más de lo esperado.
Estos temores se reflejaron en una nueva caída del precio de los bonos y la consiguiente subida de su rentabilidad hasta el 4,8% en EEUU. Asimismo, el dólar reaccionó al alza y se situó en 1,2810 frente al euro. El crudo volvió a caer con fuerza: no sólo perdió los 68 dólares en Nueva York, sino que se quedó al filo de los 67. Para sorpresa de los que creen que todo lo que ocurre en la bolsa se explica por el petróleo, esta caída no alivió en nada el desplome de la renta variable.