El mercado está dividido tras las contradicciones de la semana pasada. Si la corrección que empezó en mayo –y que aún no ha terminado– se debió a la incertidumbre sobre los tipos, esta incertidumbre ha alcanzado cotas máximas después de las declaraciones de la Reserva Federal de la semana pasada.
Esto se traslada al mercado, donde las opiniones no pueden estar más enfrentadas: algunos economistas consideran que la Fed ha terminado ya las subidas de tipos y otros prevén que éstas continuarán hasta el 6%.
El miércoles pasado, la comparecencia de Bernanke ante el Congreso desató la euforia en las bolsas porque el presidente de la Fed declaró que la subida actual de la inflación es coyuntural y se moderará cuando la economía se enfríe, como él espera. Y añadió que las subidas de tipos acometidas hasta ahora todavía no han tenido todo su efecto. Sin embargo, las actas de la reunión de finales de junio muestran una división interna en la Fed sobre si los tipos deben seguir subiendo o no, lo que deja la puerta abierta a esta última posibilidad. Lo cual, unido a unos resultados muy pobres de algunos gigantes tecnológicos, provocó una recaída de los índices que anuló la subida previa.
Los futuros sobre los Fed funds son el instrumento que contempla el escenario de consenso sobre los tipos. Estos futuros descontaban una probabilidad del 90% de una subida de tipos en agosto tras el dato de IPC de junio publicado también el pasado miércoles. Tras la comparecencia de Bernanke unas horas más tarde, esa probabilidad bajó al 65%, volvió a descender al 49% el jueves y quedó en el 32% el viernes. Lo cual indica que, según el mercado, es improbable que los tipos suban en agosto.
Ahora bien, esta no-subida del próximo mes no indica el fin definitivo del endurecimiento monetario: los futuros de diciembre sobre los Fed funds descuentan que, para entonces, los tipos se encontrarán en el 5,5% en vez de el 5,25%; es decir, una subida más en lo que queda de año.
Los economistas más cautos prefieren esperar a conocer dos datos económicos cruciales para mojarse, ya que piensan que la Fed no tomará su decisión hasta que no se publiquen. Se trata del PIB del segundo trimestre, que se publicará este viernes, y el desempleo de julio, que se anunciará el 4 de agosto. El PIB incluye el famoso índice de precios de consumo personal, que es la medida de la inflación favorita de la Fed, y algunas firmas se temen una sorpresa desagradable en este dato.
Al final, el debate se centra en las previsiones de los analistas sobre el crecimiento económico. Por un lado, están los que piensan que el PIB crecerá por encima del 2,5% que prevé la Fed para el segundo semestre del año, lo cual no le permitirá el “lujo” de finalizar sus alzas de tipos. Por otro, hay un creciente número de economistas que temen que la ralentización sea más severa de lo que estima Bernanke; es decir, temen un aterrizaje brusco, con el argumento principal de un brusco estallido del mercado inmobiliario.