Akamai y Green Mountain, cara y cruz con los huecos

Los huecos son el terror de la gestión del riesgo monetario. Su acción potencialmente devastadora hace difícil de prever como puede finalmente cerrarse una posición. Pero son parte de la vida, sobre todo en un mercado intercomunicado. Es el coste de la eficiencia y algo que da la razón a los teóricos que piensan que el mercado no puede ser batido por la acción humana. Pensar en ello obliga a comprender por qué es absolutamente indispensable estar ampliamente diversificado si no se quiere estar tentando a la suerte cuando se trabaja un modelo estadísitico como es el del comportamiento humano en el mercado, a través del estudio de los gráficos de los activos.

Con todo, los huecos suelen producirse a favor de la tendencia, y operar a favor de ésta es un medio de beneficiarse más de lo que se sufre por éstos. El ejemplo lo tenemos hoy. Por un lado se desploma Akamai, dejando un tercer gran hueco. El primero habría perjudicado a un alcista en tendencia, pero los dos siguientes le habrían beneficiado operando a favor de ésta desde que es bajista. Por otro lado vuela Green Mountain Coffee Roasters para dejar el cuarto gran hueco alcista consecutivo favorable a los que operan en tendencia.

Los huecos, operando como se debe, dan más de lo que quitan... Técnicamente, además, no suelen alterar tendencias como paso con Akamai a principios de ejercicio -algo que sabemos por propia experiencia porque nos obligó a asumir dolorosas pero muy necesarias pérdidas como ha quedado demostrado-. En estos dos gaps que tenemos hoy, a priori, los huecos no alteran nada porque se dejan a favor de la tendencia.