El gigante de la distribución ha puesto en marcha toda su maquinaria ante las elecciones sindicales, que se celebrarán este año. El objetivo es que los sindicatos más próximos a la compañía, Fasga y Fetico, consoliden su mayoría aplastante en el comité intercentros del grupo. La batalla sigue abierta.
MADRID/BARCELONA. Semana fantástica para El CorteInglés. Tras destaparse la discriminación que sufren las mujeres en los centros, el gigante de la distribución se enfrenta a otra batalla. CCOO y UGT han denunciado a la compañía por actuar contra la libertad sindical. Sólo por el hecho de ser sindicalistas, sufren menores salarios, peores condiciones laborales y no disfrutan de las promociones internas. Las pruebas han sido presentadas por los dos principales sindicatos de España contra el Imperio Verde.
Desde hace doce años, los dos han lidiado su particular batalla contra la empresa ante la Justicia. Una guerra que todavía sigue dando coletazos y que, en los próximos meses, podría escribir importantes capítulos.
La historia interminable
En 1994, un juez condenó a la empresa por discriminar a los representantes sindicales de CCOO y UGT, obligando a la compañía a indemnizar con dos millones de pesetas de aquel entonces a cada uno de los trabajadores implicados, además de incrementar en un 50 por ciento su salario bruto. El CorteInglés recurrió la sentencia hasta llegar al Tribunal Constitucional, que volvió a dar la razón a los sindicatos en 1998. Pero, ocho años más tarde, parece que casi nada ha cambiado.
Aunque la compañía tuvo que subir el sueldo a los afectados, continuó discriminando a UGT y CCOO, según los representantes de los trabajadores. Una situación que reabrió la caja de los truenos hace tres años. Los delegados de Comisiones Obreras en el centro comercial de Preciados-Callao (Madrid) volvieron a denunciar a la compañía ante la Inspección Provincial de Trabajo por motivos muy similares a los alegados diez años antes.
Entre sus demandas figura también el trato de favor por parte de la empresa hacia los sindicatos Fasga y Fetico. Creadas en 1978, en apenas dos meses y para presentarse a las primeras elecciones sindicales, estas dos organizaciones controlan trece de los quince puestos del comité intercentros, órgano que representa a la totalidad de la plantilla. En cambio, UGT y CCOO tienen sólo un representante cada uno. Con estas alegaciones, el inspector Marcos Peña abrió una investigación y comprobó que el 11,4 por ciento de los afiliados de Fasga ocupan un puesto de mando y representan más de la mitad (58,4 por ciento) de las jefaturas. Además, otro 6,8 por ciento de los miembros de este sindicato estaban en puestos de coordinación.
En cambio, ningún afiliado a CCOO ocupa puestos de mando y sólo dos de sus miembros ocupan cargos de coordinación, pero están suspendidos de sus funciones. "La situación objetiva de discriminación que padece CCOO no creo que precise de mayores apartados", señalaba el inspector Peña. "No se adquiere la categoría de mando o coordinador por pertenecer al sindicato CCOO", añadía.
También recordó que la interpretación de este conflicto "corresponde a la jurisdicción laboral a través del procedimiento de conflicto colectivo o bien de la tutela de los derechos de libertad sindical". Con esta resolución en la mano, CCOO ha visto la puerta abierta para acudir a los tribunales madrileños y presentar varias demandas por discriminación sindical. El proceso judicial comenzará en los próximos dos o tres meses.
El sindicato sumará estas demandas a las que está preparando por discriminación hacia la mujer, pero todavía no ha decidido si lo hará al mismo tiempo o por separado. También está barajando si presentar una demanda colectiva o varias individuales.
A pesar del nuevo horizonte que se les abre, los sindicatos saben que todavía no han ganado la batalla. Sobre todo, porque El CorteInglés ya ha conseguido algunos triunfos en los tribunales.
En mayo de 2005, los delegados sindicales de UGT en el centro madrileño de Princesa presentaron una demanda ante un juzgado de lo social. Al igual que sus compañeros de CCOO, se consideraban discriminados frente a los representantes de Fasga y Fetico, y frente a los trabajadores no afiliados. El juicio se celebró el pasado 4 de noviembre y la compañía logró su propósito.
El juez le dio la razón, pero los delegados sindicales no se dieron por vencidos. "Hemos presentado un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid y, si es necesario, llegaremos ante el Constitucional", explica Valentín Balboa, representante sindical hasta el pasado mes de diciembre por UGT y afiliado, desde entonces, a CCOO.
Doble rasero
Ante la beligerante actitud adoptada por CCOO y UGT, la empresa ha comenzado a tomar medidas. Sobre todo, porque 2006 es año de elecciones sindicales en El CorteInglés. Los mandos del grupo ya han puesto la maquinaria en marcha y han empezado a sondear a sus subordinados para comprobar que votarán a los sindicatos afines a la dirección, según denuncian varios empleados.
"El jefe de Recursos Humanos de cada centro controla a los jefes de planta; éstos, a los jefe de área; y así sucesivamente en una estructura piramidal casi perfecta", asegura A.G., alto mando del grupo que prefiere mantenerse en el anonimato por miedo a represalias. "Si entre los subordinados de un mando sale un representante de CCOO o UGT, es como un castigo divino y se toman medidas contra ese jefe", añade.
Este mando recuerda la "limpieza sindical que se realizó cuando se compraron los activos de Galerías Preciados en 1995". "UGT y CCOO controlaban sindicalmente Galerías. Sólo se admitió al 83 por ciento de toda la plantilla, con lo que se hizo una primera criba en la que se eliminaron a los representantes sindicales", explica. Hoy, aquella plantilla vota mayoritariamente a los representantes de Fasga y Fetico.
Las acusaciones que vierten desde CCOO y UGT contra Fasga y Fetico alcanzan a la cúpula de la compañía. "La evolución normal de sus dirigentes es la Dirección de Personal o las gerencias de planta", mantiene José Luis Romero, de CCOO.
"El actual director de Personal, José Carlos Quintana Abajo, fue secretario general de Fasga durante años. Cuando dejó este cargo, pasó al departamento de Dirección de Personal como segundo de a bordo y, posteriormente, asumió el primer puesto. Dicho de otro modo, pasó de liderar el mayor sindicato del grupo a ser un alto directivo de la compañía". En cambio, todos los afiliados a CCOO y UGT trabajan en las categorías inferiores -iniciación y profesionales-, y muchos de ellos, como Romero, llevan 30 años en el mismo puesto.
Pese a las acusaciones vertidas contra ellos, ni Fasga ni Fetico han querido pronunciarse cuando han sido consultados por este periódico. En su página web aseguran "representar la ruptura y la superación de los dogmas del sindicalismo de clase, como fuerza independiente, profesional y plural". Un mensaje que también pregonan en Carrefour, Alcampo y varias cadenas de supermercados, donde Fetico es mayoritario.
Fuera del sector de la distribución, estos sindicatos están empezando a tener también representación en sectores como la construcción, el telemarketing y las agencias de viaje.
Batallas personales
En la batalla judicial que enfrenta, desde hace años, al CorteInglés con los dos grandes sindicatos españoles también hay algunos nombres propios. Uno de ellos es Alberto Martín Ossorio, secretario de la sección sindical de CCOO en el centro comercial de Nervión, Sevilla, que fue despedido.
El pasado 11 de febrero, el Juzgado de los Social número 4 de Sevilla obligó a la compañía a readmitirle por vulneración de la libertad sindical. La compañía recurrió la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Un proceso que todavía está en curso. Pero, hasta que se resuelva, la compañía ha denegado a Ossorio el acceso a su puesto de trabajo, aunque continúa pagándole su nómina.
Por ley, El CorteInglés está obligado a reconocerle sus derechos, pero no a asignarle el puesto de trabajo. Una realidad que podría cambiar en función del recurso presentado. Éste podría dar la razón a la compañía y considerar procedente el despido o considerarlo improcedente. El representante sindical tendría opción de pedir su readmisión o una indemnización. La tercera opción es que obligue a El CorteInglés a readmitirlo por considerarlo nulo.
Pero el caso de Ossorio no es una excepción. Charo Alcalde Lázaro, empleada del grupo en Málaga, también tuvo que ser readmitida, después de que el Juzgado de lo Social número 8 de esta provincia declarara nulo su despido y obligara a la compañía a readmitirla y abonarle los salarios que había dejado de percibir. Alcalde, afiliada a Fasga durante años, fue expulsada de la compañía después de abandonar este sindicato para unirse a CCOO.
Habla la Generalitat: "Han atentado contra la igualdad de derechos de la mujer"
La consejería de Trabajo de la Generalitat de Cataluña confirmó ayer que ha presentado cuatro demandas contra El Corte Inglés por discriminar a la mujer, según informaron Efe y Europa Press. El consejero de Trabajo, Josep María Rañé, aseguró que "hay visos de certeza bastante amplios de discriminación por razón de sexo", por lo que su departamento impuso una sanción de 24.000 euros a la empresa. El consejero reconoció que el grupo cometió cuatro infracciones de carácter "muy grave" en los centros de Cataluña, Diagonal, las oficinas de la calle Bolivia y el almacén de Montornés del Vallés. Rañé aseguró que "en los procesos de selección de El Corte Inglés, se promociona de forma exagerada a los hombres cuando la plantilla tiene una proporción mayoritariamente femenina". Además, explicó que, tal y como adelantó ayer este periódico, los inspectores han dicho que "El Corte Inglés ha atentado contra la igualdad de derechos de la mujer". El pasado miércoles, el mismo día que este periódico destapó la discriminación de la mujer en El Corte Inglés, la compañía reunió al comité intercentros (órgano que representa a los trabajadores de todos sus establecimientos). Sólo había un punto en el orden del día: la negociación de un plan de igualdad. Al margen de las denuncias de CCOO, contrastadas en todos los casos por la Inspección de Trabajo, el comité había pedido en octubre de 2005 a la compañía que tomará medidas para favorecer el desarrollo profesional de sus empleadas. En el acta firmada por la empresa tras la reunión de esta semana con los sindicatos, El Corte Inglés reconoce que "subsiste una situación de hecho de menor participación de las mujeres en los puestos de responsabilidad y de dirección". Pero se excusa diciendo que no es un problema suyo, sino de toda la sociedad. Y lo justifica: "la situación tiene una íntima conexión con los problemas de la distribución social de roles entre los sexos, la atención a las personas dependientes y la conciliación de la vida familiar y laboral". La empresa se ha comprometido, no obstante, con los sindicatos a establecer una mesa de negociación para la elaboración del plan. Según dice, su objetivo es que "se contengan todas las medidas necesarias para garantizar una igualdad efectiva y una promoción eficaz de la implicación de la mujer dentro de la empresa".