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Camellos por control remoto

Virgilio Fontal
26/05/2006 - 19:30

En el reino de Qatar los robots han sustituido a los jinetes menores de edad a lomos de los camellos de carreras, uno de los pasatiempos preferidos de los jeques del golfo Pérsico.

Los beduínos no viajan en camello, sino a bordo de sus potentes 4x4 climatizados. Viven con la oreja pegada a un móvil y lucen gafas de marca. Llegado el momento del ocio, nada les excita tanto como el espectáculo de una carrera de camellos, que identifican como una tradición simbólica. Históricamente, el camello ha sido animal para transportar carga a través del desierto, con el valor añadido que aportan su leche, su carne y su pelo. En los tiempos actuales, su cotización se ha disparado por razones bien distintas, sus cualidades competitivas.

El entrenamiento de camellos deriva de un conocimiento ancestral, al que se suma ahora la genética y la nutrición. Hay que seleccionar los mejores ejemplares entre miles, combinando velocidad y fortaleza; se dice que su Alteza el jeque Kalifa bin Zayed Al Nayahan, de Emiratos Árabes Unidos, posee más de 10.000, y el príncipe heredero de Dubai, jeque Mohamed bin Rashid Al Maktoum, sólo 2.000, pero muy competitivos. De media, se gastan entre 40 y 50 dólares por mes y animal en su mantenimiento.

En Qatar funciona un centro de investigación especializado en inseminación artificial y transferencia de embriones. A 30 minutos al este de Doha, su capital, se encuentra Al Shabaniya, un complejo que dispone de una amplísima terraza cubierta, establos de auténtico lujo, una clínica veterinaria, estanques y aparcamiento para 20.000 plazas. De octubre a abril, tres días por semana, se celebran allí dos carreras diarias.

Recompensas

Como en el resto del mundo islámico, las apuestas están prohibidas (no así en Australia), de manera que el único aliciente es el prestigio de codearse con las mejores familias del reino. Normalmente, la recompensa al ganador consiste en coches de lujo. La Copa del Emir, a finales de enero, está dotada en metálico, con 5,6 millones de riales (1,2 millones de euros).

Aunque la literatura turística describe estas competiciones como un deporte tradicional, lo cierto es que los camellos no tienen propensión natural a galopar; por "instinto de caravana" están habituados a marchar en fila, y sólo aceleran el paso cuando un jinete habilidoso los incita. Suelen resistirse en la partida y no es infrecuente que den media vuelta o descabalguen a su jockey, tras lo cual -a diferencia del comportamiento de los caballos- se detienen inmediatamente. Pero cuando corren, desarrollan una media de 35 kilómetros por hora, lo que significa que tardan 18 minutos en recorrer los 10 kilómetros de las carreras más largas, en las que participan camellos jóvenes. Por cierto: las hembras son más veloces que los machos.

Dieta de competición

No se sabe con certeza qué comen los camellos de carreras. Oficialmente, su dieta es una mezcla de dátiles, miel, alfalfa, leche y semillas, que se les suministra en forma de piensos cuya fórmula se reserva cada entrenador. A los 15 meses de edad, se les aparta de sus madres para atarlos con una cuerda a un camello veterano, que será su tutor en el aprendizaje de tres meses. Dos meses antes de la temporada, los ejemplares con más potencial son sometidos a un control veterinario individual. Y dos días antes de la carrera, su estómago es purgado. La víspera de la competición, se les impide beber agua y se les administra una dieta especial. Los cuidadores hacen un meticuloso seguimiento. La limpieza es otro factor esencial: durante la temporada se les cepilla, baña y unta en aceite un día sí y otro también.

De la salud de los jinetes, en cambio, no hay nadie que se preocupe. Durante años, las denuncias sobre esclavitud infantil han ensombrecido la reputación de este deporte nacional. Un jinete ideal debería pesar no más de 20 kilos, por lo que se hizo habitual la importación de niños desde Pakistán y Bangladesh. Finalmente, las denuncias consiguieron su objetivo: las autoridades fijaron en 16 años la edad mínima y optaron por encomendar a una empresa electrónica suiza, K-Team, el desarrollo de un prototipo de robot para sustituirlos.

Desde entonces, esta firma ha suministrado un centenar de robots, bautizados Kmel, que se han usado en la reciente temporada. Su apariencia antropomorfa y sus características físicas -65 centímetros de altura y 16 kilos de peso- sólo tienen como propósito engañar al animal. El ingenio electrónico, en una pequeña caja oculta bajo un armazón de aluminio, tiene dos funciones básicas, fustigar y regular las riendas, acciones que el entrenador controla con un joystick desde su vehículo, que circula en paralelo a la pista. También registra datos, entre ellos el ritmo cardíaco del camello. Este no seguiría las órdenes si no llevara encima lo que para él es un jinete.

Inicialmente, se pensó en montar sobre el armazón una cabeza de maniquí, para obtener el efecto deseado. Pero en este punto se presentó un imperativo teológico que los ingenieros suizos no esperaban: la religión islámica prohíbe la representación de la figura humana. Al final fue necesario inventar un monigote que, bajo un casco de ciclista, el camello pueda tomar por un homúnculo pero, por estar desprovisto de rasgos faciales, no lo es para los clérigos. ¿Quién engaña a quién?


Cómo ir. Qatar Airways presta servicios directos entre Madrid y Doha los lunes, viernes (vuelo nocturno) y domingos (diurno). El viaje dura 6,40 horas y la tarifa en temporada alta es de 708 euros, a los que hay que añadir unos 100 euros de tasas. El teléfono de reservas es el 91 758 07 94 (www.qatarairways.com). A los ciudadanos españoles se les extiende automáticamente un visado turístico de 14 días, a su llegada al aeropuerto de destino. Una vez allí. La promoción del turismo pone el acento en sus recursos como centro de convenciones, congruente con el interés en diversificar gradualmente la economía del país. No hay que olvidar los dos atractivos que ofrece su paisaje: el desierto y las playas, así como la práctica del submarinismo. Por sorprendente que pueda parecer, el golf es un argumento de marketing. Los meses más apropiados para visitar el país van de noviembre a febrero, que precisamente coinciden con la temporada de carreras de camellos, con temperaturas medias de 20 a 25 grados. Dormir. Las principales cadenas hoteleras internacionales están presentes en Qatar. Entre ellas, Marriott (www.marriott-doha.com), Intercontinental (www.doha.intercontinental.com), Sheraton (www.sheraton-doha.com) y Ritz-Carlton (www.ritzcarlton-doha.com).

Más información
El estado de Qatar ocupa una península de 160 kilómetros de largo que se interna en el golfo Pérsico, dejando así una sola frontera terrestre con Arabia Saudí. Su población es de 865.000 habitantes y la renta per cápita, generada por la explotación del petróleo, de 32.000 dólares. Su moneda es el rial qatarí, cuyo cambio actual es de 100 QAR por 21 euros. Para más datos, la embajada en España (Tel. 91 310 6926) o consultar www.experienceqatar.com y www.explore-qatar.com.