Wall Street comienza la semana con alzas moderadas tras una sesión de altibajos. El mercado sigue sin tener nada claro el escenario y sin ser capaz de salir del movimiento lateral, pero tampoco cunde el desánimo. De hecho, es capaz de encontrar motivos para el optimismo, como ayer ocurrió con una nueva oleada de operaciones corporativas en EEUU.
Y es capaz de volver a ignorar los datos económicos, aunque esté incurriendo en incoherencias por ello: la semana pasada se alegró de la fortaleza de algunos, pese a que alejan las bajadas de tipos, y ayer se alegró de la debilidad del ISM industrial... porque acerca las bajadas de tipos.
En todo caso, los índices vivieron una sesión de constantes bandazos y al final se impusieron las ganancias. Muy modestas, también es verdad, que nadie piense que ha terminado el lateral: del 0,23% para el Dow Jones, del 0,16% para el S&P 500 y de un mínimo 0,03% para el Nasdaq.
Aparte del mal dato del ISM, mucho peor de lo esperado, Wall Street tuvo que sobreponerse a otros elementos negativos. En especial, la estrella de las últimas dos semanas: el crudo. La crisis entre Irán y Reino Unido no remite sino que se agrava, y el barril lo sigue acusando. Ayer superó los 66 dólares.
El mercado encontró en los movimientos empresariales la excusa para subir. En especial, en la compra de First Data por el fondo de capital riesgo KKR por 29.000 millones de dólares. Además, AT&T y America Móvil anunciaron su intención de tomar una participación en Telecom Italia, lo que disparó a todo el sector de las telecos. Y el millonario Sam Zell se hizo con el control del grupo Tribune. Según los observadores, estas operaciones confirman a los inversores que la liquidez no se ha acabado, sino que sigue ahí dispuesta a aprovechar las oportunidades.
En el lado negativo, las de casi siempre: las entidades de hipotecas 'subprime'. La tristemente famosa New Century solicitó la suspensión de pagos y se desplomó el 13,7%, mientras que M&T Bank se hundió el 8,5% tras dar un 'profit warning'.
En otros mercados, el oro acompañó las subidas de las demás materias primas y ya está en 671,5 dólares. El dólar apenas se movió y los bonos tampoco: cerraron con una rentabilidad del 4,64%.