A los más jóvenes los nombres de Nick Leeson y del Barings Bank no les dirán nada, pero los que llevan más tiempo en el mercado lo recordarán muy bien. Fue el primer gran escándalo financiero de la era moderna, mucho antes que los fraudes contables, las recomendaciones sesgadas de los analistas tecnológicos o las prácticas ilegales de los fondos de inversión.
Incluso antes que la quiebra del LTCM en 1998, el ejemplo que siempre se pone al hablar del riesgo de los 'hedge funds'.
Ocurrió en 1995. Y básicamente consistió en un fraude: Leeson, el trader estrella de Barings en Asia, cogió prestados 1.000 millones de dólares del banco sin que nadie lo supiera y los invirtió en derivados sobre divisas con un enorme apalancamiento. Si le hubiera salido bien, habría sido el mayor pelotazo de la historia. Pero le salió mal. El banco, entre cuyos clientes estaba la reina Isabel de Inglaterra, no pudo hacer frente a los compromisos y quebró. Finalmente, fue adquirido por ING. Y lo consiguió Leeson solito.
El trader al que perdió su ego dio con sus huesos en la cárcel de Singapur, y después se le declaró un cáncer, al que consiguió vencer. Últimamente, escribía libros sobre cómo hacer frente al estrés, trabajaba haciendo marketing para un equipo de fútbol irlandés (ahora vive allí) y daba conferencias sobre motivación. Pero el 2 de marzo, en una entrevista con Bloomberg, dijo que está considerando volver a ejercer de trader a tiempo completo.
Los cimientos del sistema financiero mundial se han estremecido. De momento, sólo va a jugar con su propio dinero, pero asegura que una cantidad increíble de gente le ha pedido que gestione su patrimonio. Y eso pueden ser palabras mayores. Es como si Rumsfeld considerase otro ataque a Irak, según David Weidner, comentarista de MarketWatch. Claro que, "si Police puede volver a juntarse para una gira mundial, por qué Leeson no puede volver a operar", se pregunta Weidner.
Lo mejor de todo es que Leeson se toma su reputación con ironía. Sabe que da miedo al mundo financiero: en una entrevista con un periódico local en Irlanda, aseguró que no pensaba robar el banco de la región. Más en serio, se pone como ejemplo de lo que el sistema financiero tiene que evitar, y cree que muchas entidades son vulnerables a casos como el suyo. Eso sí, reconoce que los famosos procesos de due diligence de los que todo el mundo habla ahora reducen bastante los riesgos.
Los fraudes siguen existiendo
Lo cierto es que los mercados distan todavía de ser lugares seguros y protegidos de los fraudes. La semana pasada, 14 personas fueron detenidas por usar información privilegiada suministrada por el jefe de compliance (el que tiene que evitar que pasen estas cosas) de Morgan Stanley. El zorro cuidando el gallinero.
Y no es un incidente aislado: la SEC investigó 46 casos de información privilegiada el año pasado, dentro de un total de 574 delitos en el mercado. Y el NYSE -que también tiene competencias sancionadoras- investigó 200 casos en 2005, apartó del mercado a 130 personas e impuso sanciones por 27,7 millones de dólares.
En la mayoría de los casos, falló la supervisión (por cierto, qué envidia da esto en un país donde se investigan tres casos al año y se saldan con multas de 30.000 euros a gente que ha ganado millones con estas prácticas). En todo caso, Leeson asegura que, si una organización tiene controles eficaces, no hay que tener miedo de alguien como él.