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Bernanke se mete hoy en la guarida de los leones demócratas... y seguramente no nos sacará de dudas

Ainhoa Giménez, Bolságora
14/02/2007 - 0:06
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal

En EEUU están como locos con el gran acontecimiento político y económico que van a vivir hoy y mañana. La comparecencia de Ben Bernanke, el presidente de la Fed, ante el Senado y el Congreso. A priori, es lo más normal del mundo: está obligado a comparecer dos veces al año para dar cuenta de su política.

El morbo viene porque es la primera vez que comparece ante las cámaras desde que tomaron el control de las mismas los demócratas. Y Bernanke fue asesor económico principal de Bush. ¿Lo entienden ahora?

Se espera una dura batalla porque los demócratas le esperan con las garras afiladas. Los comentaristas norteamericanos hablan del "neopopulismo" de la mayoría parlamentaria, entendiendo por tal su preocupación por la pérdida de estatus de la clase media por culpa de la congelación de los salarios (el trabajador americano ha sido el gran artífice del crecimiento sin precedentes de los beneficios empresariales) y de la globalización. De ahí que se esperen afiladas preguntas sobre estos temas.

Pero resulta que Bernanke, al contrario que Greenspan que discutía de cualquier cosa, suele ir al parlamento a ejercer de "economista jefe de EEUU": analiza la situación económica, ofrece las alternativas posibles pero no da su opinión sobre la política correcta. Pero incluso esta actitud puede revolucionar a los neopopulistas, porque la economía convencional -la de Bernanke- sostiene cosas como que la política monetaria no tiene nada que ver con las desigualdades sociales, que la productividad es el motor de los salarios o que, si la Fed intenta de mantener bajo el paro, la inflación se acelerará. Todas ellas chirrían en los oídos más izquierdistas.

A una servidora, esto le recuerda una comparecencia de Luis Ángel Rojo cuando gobernaba el Banco de España en el Congreso. Felipe Alcaraz, de IU, le hizo preguntas sobre estas mismas cuestiones, y la respuesta de Rojo fue antológica: "Usted y yo partimos de concepciones totalmente opuestas de la economía, y ninguna respuesta que yo le dé va a encajar con su concepción, así que no le daré ninguna".

Ahora bien, las preguntas más comprometidas se referirán a China, un asunto del que Bernanke no podrá escaparse después de su viaje al país en diciembre acompañando al secretario del Tesoro, Henry Paulson.

Más interesante será lo que diga Bernanke sobre el aumento de la morosidad puesto de manifiesto recientemente por el HSBC. Y también cómo responda a las presiones demócratas para que no vuelva a subir los tipos aunque los costes laborales se incrementen. Pero mucho nos tememos que se limitará también a ofrecer los escenarios posibles sin mojarse por ninguno. Es decir, que no sacará de dudas a los mercados.

Eso sí, Bernanke no tendrá que responder a la pregunta más comprometida para un economista: por qué la Fed dejó de subir los tipos en agosto. "Cuando dejas de subir tipos, nunca tienes que explicarlo en el Congreso", sentencia Alan Blinder, antiguo gobernador regional de la Fed.