Actualidad
La trastienda de María José Cantudo: aparece en las escuchas de la Lezo
Sara Tejada
Contaban en una columna del diario ABC en 1.982 que María José Cantudo tenía listo ya el traje de novia para casarse con el magnate mexicano Ramiro Garza, un multimillonario que dominaba el negocio del petróleo, viajaba en avión privado cada dos por tres a España, y además era productor de cine. Y había contratado a Cantudo para rodar una docena de películas en México, le habría regalado un magnífico piso en la parte alta de la calle de Serrano, con la familia de Paco Camino como vecinos, y estaba loco de amor por la guapísima andaluza.
Lo del piso era un rumor urbano, pero sólo en cuanto a la propiedad. María José, que cumplió 66 años el 10 de julio, siempre ha dicho que los hombres le han costado dinero y que nunca recibió nada de ellos, ni siquiera del mexicano, ni de Pedro Ruiz, o de Enrique Cornejo, el empresario teatral que fue su romance más serio y duradero.
La historia de Ramiro Garza acabó, y acabó mal. Contaba el gran Agustín Trialasos, un reportero de primera división que conocía como nadie el mundo del espectáculo, que la historia de Ramiro y Cantudo había acabado con un ojo morado, no diremos en la cara de cuál de los dos, y que la sombra de Pedro Ruiz había sido la culpable del guantazo.
El caso es que 30 años más tarde, el fantasma del mexicano vuelve a la vida de María José, retirada ya de desnudos integrales en trastiendas, y de repartir nardos en Las Leandras (y con el piso de Serrano en venta).
Cuando parecía que Ramiro Garza descansaba en paz (periodística), su nombre y el de María José están un sumario de la Audiencia Nacional porque uno y otro aparecen en las escuchas policiales del caso Lezo, un asunto feo de las corruptelas del ex presiente madrileño Ignacio González.
Al parecer, dice el sumario, la voz de María José o de quien habla en su nombre, aparece en unas llamadas al despacho del abogado Edmundo Rodríguez, amigo y hombre de confianza de Ignacio González en Sudamérica, y a su vez socio y amigo del mexicano Ramiro Garza.
Según se ha publicado estos días en distintos medios, María José pediría al despacho de abogados mucho, pero que mucho dinero, por no contar trapos sucios del magnate azteca, algo que la Audiencia Nacional considera extorsión o coacciones.
María José lo niega y está tranquila pero no entra al trapo. Nos dice que está buscando a su abogado aunque no le encuentra porque está de vacaciones y que de Ramiro Garza es que ni se acuerda. Pero la Audiencia Nacional sí que tiene memoria y la historia no ha hecho más que empezar.
María José Cantudo protagonizó en 1975 el primer desnudo integral del cine español, con Franco aún sin enterrar. Por aquellos años de la predemocracia, la frase "El felpudo de la Cantudo" conquistó la jerga popular. Y 42 años después, recordamos por razones poco cinematográficas que la culpa de semejante juego de palabras la tiene la película La trastienda (Jorge Grau, 1975), protagonizada por la bella actriz de Andújar cuando no llegaba ni a 26 primaveras. Ella dice que tenía 18 cuando rodó aquello.
En la escena, la actriz se muestra sin prenda alguna frente al espejo, apenas unos segundos, pero era el primer desnudo integral de nuestro cine. Cantudo fue catapultada a lo más alto del escalafón interpretativo y José Frade (años más tarde marido efímero de Norma Duval) hizo caja porque fue una de sus producciones más taquilleras. Hace poco la jienense recordaba aquellos tiempos. "El rodaje de La trastienda me pilló muy joven y, al principio, como era una chica de pueblo, aquel desnudo me dio mucha fatiga, pero ahora estoy orgullosísima. ¡Estoy en todos los libros de historia gracias a aquello!", decía. "España debe a mi pubis muchas alegrías", declaraba al Diario Sur de Málaga en una entrevista. "He sido una señora que ha aportado a España libertad a la mujer. Y ese pubis exuberante fue una maravilla".