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Ha muerto Adnan Khashoggi, el magnate de la Marbella dorada
Informalia
Tal vez los más jóvenes no recuerdan quién fue el dueño de la finca Al Baraka o del yate Nabila, el de los grifos de oro, el más grande que había anclado en Puerto Banús, que inspiró una canción de The Queen titulada El barco de Khassoggi (del álbum The Miracle, 1989) y sirvió de escenario para una película de James Bond. El magnate y nunca reconocido traficante armas ha muerto en Londres a los 82 años después de una larga enfermedad.
El multimillonario saudí fue hace décadas el símbolo de una Marbella que adoraba el nombre de Khashoggi. Era la época en que la Costa del Sol era la meca del lujo y la buena vida, donde la crisis del petróleo era una excusa para ganar millones a borbotones y donde el rey Fahd y su parentela campaban a sus anchas.
Fueron unos años dorados en los que el empresario se ganó el título del hombre más rico del mundo, aunque más tarde se descubrió que nada más lejos de la realidad.
Sus amores
El jeque deja dos viudas, ambas casadas bajo el ritual musulmán: Laura Biancolini, italiana que se convirtió al islam bajo el nombre de Lamia, con la que tuvo un hijo, Ali; y la iraní Shahpari Zanganeh, de cuya relación nacieron Khamal y Samiha. Su primera mujer, Sandra Daly, conocida como Soraya, concibió a Nabila, Mohamed, Omar y Khaled Hussein. La inglesa pidió el divorcio en el año 1980, cuando Adnan se enamoró de Lamia.
Soraya Khashoggi fue una de las mujeres más bellas y más ricas de su generación. Cuando conoció a Adnan, ella tenía apenas 20 años y un físico e intelecto espectaculares. La cosa cambiaría en 1960, cuando ambos iniciaron una ardua guerra para divorciarse. Una ruptura que le costó al magnate 850 millones de euros.
Atrás quedaron los trajes ostentosos y la vida de lujo para Soraya, que en la actualidad trabaja de florista y vive en una casa de alquiler a las afueras de Hungerford, Berkshire.
Su descenso
En 1989 comenzó su decadencia. Fue acusado de ayudar al ex dictador filipino Ferdinand y a su mujer, Imelda Marcos, a evadir 160 millones de dólares, y terminó en una celda de seis metros cuadrados en Berna, Suiza. Además, fue señalado como intermediario en la venta de inmuebles en Manhattan y cuadros muy caros robados del Museo de Arte Contemporáneo de Manila. Hay incluso quien afirma que cuando Bin Laden estuvo en Marbella, pasó por la casa de Al Baraka.
En aquel momento, el magnate tenía propiedades en Suiza, Montecarlo, Nueva York y Kenia, por las que se desplazaba en sus tres jets privados que eran "su casa". Pero su bien más preciado era, sin lugar a dudas, El Nabila.
En los 80 fue considerada una de las embarcaciones más grandes y lujosas, lo que le valió para ser escenario de películas como Nunca digas jamás, protagonizada por Kim Basinger. El magnate, acosado por las deudas, se vio obligado a vender El Nabila por un precio bastante inferior al original. Una joya del mar que ahora pertenece a Donald Trump.
Pero no fue lo único de lo que tuvo que desprenderse. Su casa de Marbella se subastó por 24 millones de euros, casi 20 menos de su valor real. Lo mismo sucedió con su finca en Kenia que, a pesar de haberle ayudado a sanear su situación, volvió a complicarse cuando un casino británico le reclamó una deuda de 22 millones de euros.
Hace unos años, un casino londinense colocó en Internet un particular 'se busca' del magnate saudí. Más de 158.000 euros de recompensa ofrecía la empresa London Clubs International a cualquiera que le ayudase a cobrar la deuda de más de cinco millones de euros que éste le había dejado a deber.
Todas las personas que lo idolatraron en la época dorada de Marbella se desvincularon de él, incluido el rey Juan Carlos, con el que mantenía una estrecha amistad. Según cuentan, fue Khashoggi el que ayudó moral y económicamente a afianzar la monarquía en España tras la muerte de Franco.
Con su situación ya saneada, su sueño era regresar a Marbella con su esposa Lamia, que jamás se separó de él, y revivir su época dorada. No ha podido ser. Khashoggi ha fallecido este martes, 6 de junio, en un hospital de Londres.