Al Dow Jones se le está resistiendo su máximo histórico del año 2000: ayer se quedó a puntito de batirlo, pero no lo logró finalmente. En todo caso, está consolidando como les gusta a los alcistas: subiendo. Mientras, España se toma un respiro bursátil, que no corporativo.
El índice estadounidense se anotó otro 0,25% en su cuarta sesión consecutiva al alza, secundado por el 0,19% del S&P 500 y el 0,29% del Nasdaq. Consolidar subiendo suele ser signo de gran fortaleza, aunque esto no quedará claro hasta que el índice no logre franquear la legendaria cota con la que está lidiando.
La calma llegó también al índice español, que corrigió un 0,15% debido a los grandes recortes en las eléctricas, No obstante, la euforia se trasladó al sector inmobiliario tras la OPA sobre Fadesa, y las explosivas subidas de algunos de sus representantes evitaron una caída mayor. Es más, lo normal sería que hoy mismo volvieran las alzas, habida cuenta de que las cosas siguen muy calientes en nuestro mercado.
En Nueva York, ni siquiera los crecientes signos de alarma en la economía de EEUU pueden frenar a los índices. Ayer el PIB del segundo trimestre fue revisado a la baja hasta el 2,6% de forma inesperada. Además, los alcistas contaron de nuevo con el apoyo de un petróleo que llegó a cotizar a 64 dólares y acabó en 62,76.
En otros mercados, el euro logró mantenerse por encima de los 1,27 dólares pese al contraataque del billete verde. Los bonos tampoco se hicieron eco del peligro de recesión y prosiguieron su caída en precios, aunque de forma más ligera: su rentabilidad, que se mueve a la inversa, subió hasta el 4,62%. Finalmente, el oro continuó subiendo hasta 610 dólares.
En el campo empresarial, sobresalieron las alzas del 1,6% de HP, en el inicio de la vista en el Congreso sobre el escándalo de espionaje, y las del 2,4% que logró General Motors tras la continuidad de las conversaciones con Renault y el anuncio de que Kira Kerkorian elevará su participación en la empresa.