Hace dos años, Goldman Sachs anunció que el petróleo estaba en una supersubida de varios años que podría llevarle hasta niveles de 105 dólares. La previsión está a punto de hacerse realidad, pero la economía aguanta.
En Bolságora nos lo tomamos en serio, y comentamos y debatimos mucho al respecto; pero el grueso del mercado se carcajeó. Entonces, el barril andaba por los 50 dólares y nadie lo veía más allá de 60 (70 como mucho).
Bueno, pues ya estamos a menos de un 20% de ese objetivo. El barril se ha disparado el 8% desde que la Fed bajó medio punto los tipos para frenar la crisis de crédito. Algo que ha tenido el efecto de encender uno de los mayores rallies en las materias primas por las expectativas de mayor inflación.
David Callaway, redactor jefe de MarketWatch.com, considera que estamos ante una subida claramente especulativa. La prueba para él fue que su periódico publicó una historia que aseguraba que los altos precios del crudo ya no significan demasiado para la economía norteamericana. Ahí está: una negación de la realidad del estilo del famoso esta vez es diferente de la burbuja de Internet. Esto es típico de las últimas fases de una burbuja especulativa, y la del petróleo no es diferente, a su juicio.
Sin embargo, Callaway no predice su estallido a corto plazo. Y no lo hace porque es cierto que la economía todavía no se ha resentido de la escalada. A pesar de la caída del precio de la vivienda, la gasolina disparada, una crisis crediticia muy seria y una creciente preocupación por la violencia en Oriente Próximo, el increíblemente resistente consumidor norteamericano sigue abarrotando centros comerciales, restaurantes, autopistas, aviones, conciertos y partidos, como si la factura de todo esto nunca fuera a llegar , explica muy gráficamente.
Ahora bien, advierte de que las primeras en notar el impacto serán las cuentas de las empresas, en especial las que más petróleo consumen, como las aerolíneas. El mercado no contempla en sus previsiones estos pecios del crudo; pero si empieza a hacerlo, la temporada de resultados sólo puede ir a peor. Y eso puede acabar de raíz con la euforia de la bolsa.
Cuando el petróleo superaba un nivel psicológico en los últimos años (20,30, 40, 50, etc.), un juego muy popular entre los expertos era predecir en qué punto el petróleo iba a afectar al gasto de consumo. Muchos pensaban que los 80 dólares eran el máximo tolerable. Evidentemente no lo era, y todo apunta a que este punto, si es que existe, está claramente por encima de 100 dólares.
Callaway recuerda que el máximo histórico del barril en términos reales (descontando la inflación) se produjo en la primera crisis de los años 70, en niveles de 106-108 dólares actuales. Es decir, más o menos el objetivo de Goldman.
Con la caída del dólar exagerando la subida del petróleo en EEUU, está claro que queda recorrido al movimiento. Y podría ocurrir bastante deprisa , advierte. Lo cual tendrá inevitablemente consecuencias en los mercados. Finalmente, concluye: ¿Quién iba a pensar que alguna vez echaríamos de menos los días del petróleo a 50 dólares?.