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No todo está perdido: las empresas siguen apuntando a un futuro más prometedor

Janette Recarte
20:06 - 31/08/2010 | 22:34 - 31/08/10

Algo se le escapa a los mercados, o los gestores empresariales exageran con su optimismo. Lo cierto es que mientras que la cotización de la renta fija continúa apuntando a un escenario deflacionista, los resultados empresariales del segundo trimestre y el regreso de las opas al mercado cuentan otra historia. Además, los índices se enfrentan a duros soportes día tras día- Wall Street ha estado cerca de perderlos tras la publicación de las actas de la Fed-  pero logran mantenerlos

Si algo dejó claro la reacción del mercado ante la medida tomada el 30 de agosto por el Banco Central de Japón (BOJ) es que la solución al problema económico mundial ya no es cuestión de un sólo país. La revalorización del yen tiene su principal ingrediente en el hecho de que, al ser considerado un activo refugio, sufre las consecuencias de un mercado atemorizado ante la posibilidad de una vuelta a la recesión económica en los países desarrollados.

La aversión al riesgo ha llevado a la renta fija considerada refugio hasta límites insospechados en el mes de agosto. Los bonos japoneses a 10 años cotizan con una rentabilidad por debajo del 1% tras perder el soporte del 1,2% en el mes de agosto -cuando se revaloriza la deuda, cae la rentabildiad-. Lo que señala el fin de la recuperación económica que vivía el país antes de la crisis subprime.

Algo similar sucede con los bonos estadounidenses donde la curva de rentabilidad -dibujada por los rendimientos que ofrece la deuda en todos sus plazos- apunta a un escenario deflacionista. Los bonos a 2, 10 y 30 años cotizan con un rendimiento en torno a su mínimo anual, tras experimentar, sólo en el verano, una revalorización de más del 30%.

Por su parte, la evolución de la economía alemana y los problemas fiscales que experimentan los países periféricos -Portugal, Irlanda, Grecia y España-, incrementan el atractivo del país germano como refugio. Y la fuerte demanda experimentada en agosto por la renta fija alemana ha llevado a la rentabilidad de los bonos a su nivel más bajo de la historia, en el 2,1%.

A 'bandazos' con las materias primas

Sin embargo, y aunque la fuerte demanda por la renta fija refugio se puede interpretar como un indicador de un posible escenenario deflacionista, existen señales que lo mitigan.

Por un lado, las materias primas se encuentran en un punto de indecisión entre un escenario de recesión y uno de ralentización económica. De hecho, en el mes de agosto, el índice S&P Goldman Sachs Commodities -agrupa a las principales materias primas- apenas ha recortado un 4%, hasta los 503 puntos. Lo que desmuesta que "el mundo de las materias prima vive en un profundo debate lateral que es en muchas cosas comparable al que atraviesa la renta variable y que, por tanto, debería tener parecido desenlace", señala Carlos Doblado, analista técnico de Bolságora.

Caso aparte merecen el oro y la plata. Al ser considerados como activos refugios, experimentan un recorrido alcista que según Bolságora, dan señales de ser de "subida libre". De hecho, tras la inestabilidad que ha sufrido el mercado al calor de los últimos datos macroeconómicos conocidos, ha supuesto un nuevo impulso para el oro en el mes de agosto del 6%, hasta los 1.248 cota actual, y en el caso de la plata, una revalorizacion en el mismo mes de casi un 8% hasta superar los 19 dólares la onza, "lo que supone dejar atrás la tendencia bajista del metal", señalan desde Bolságora.

El mercado no se lo cree

Sin embargo, la revalorización de la renta fija y de los metales preciosos se puede interpretar de dos formas distintas. Para los más pesimistas, es una clara señala de que el mercado se prepara para una nueva recesión económica. Para los más optimistas, la evolución de ambos mercados desmuestra que los inversores de renta variable, ante la volatilidad de los últimos meses, están cubriendo sus inversiones con la seguridad de los bonos y los metales preciosos.

Después de todo, el mercado de la renta variable, a excepción de Japón, todavía mantiene los soportes claves. El EuroStoxx 50 "mantiene vigente la tendencia lateral-bajista que abrió el índice en los 3.000 puntos", explican desde Bolságora, mientras que en EEUU, el S&P 500 mantiene su soporte de los 1.040 puntos y el Dow Jones el de los 10.000, pese a la dura prueba de fuego que les puso  la Fed, con la publicación de sus actas . Ayudaron, no obstante a que no lo hiciera un buen dato de confianza del consumidor y también otro de precios de la vivienda.

"Existe una dicotomía en el mercado. Mientras que los datos macroeconómicos invitan al pesimismo, las empresas cotizadas los están haciendo bastante bien y siguen ganando dinero", explica Alain Galibert, consejero delegado de Bolságora. Así lo ha demostrado la segunda temporada de resultados, donde la mayoría ha conseguido cumplir e incluso superar las expectativas del mercado.

Asimismo, las operaciones corporativas en el mes de agosto han alcanzado los 217.000 millones de dólares. Un volumen que no se veía desde antes de la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008, lo que da una buena señal al mercado.