
La derrota de España ante Brasil (88-82) en los Juegos Olímpicos (JJOO) de Londres 2012 ha levantado un sinfín de análisis y comentarios sobre qué fue lo que realmente sucedió en la cancha del 'Basketball Arena'.
Ya saben: a los nuestros le convenían perder para no cruzarse con EEUU en semifinales. Lo cierto es que muchas han sido las opiniones que han apuntado a que, efectivamente, los Gasol, Rudy, Marc y compañía no hicieron lo máximo para ganar a los latinoamericanos.
Sin embargo, hay una segunda corriente más preocupante que es la que apunta a la impotencia de un equipo roto. Quizá España no pudo hacer más.
Quizá España cayó ayer simplemente porque no hay más o porque este equipo se encuentra atravesando una grave crisis física y técnica que podría ser más preocupante incluso que el 'biscotto' que algunos quieren ver.
Falta evidente de oxígeno
Más preocupante porque llega lo realmente importante. España se la juega este miércoles ante Francia y ahí no valen dudas ni medias tintas: hay que ir a por todas.
El problema es que hoy por hoy los de Scariolo no parece que puedan dar el 100% sobre todo en el plano físico. El cansancio acumulado (y los años, para qué negarlo) están pesando mucho en el rendimiento de un combinado literalmente agotado.
Los hombres más relevantes del equipo han llegado justitos. El máximo exponente es un Juan Carlos Navarro que en los últimos campeonatos siempre apareció cuando más se le necesitaba (fue el MVP del Eurobasket de 2011) y cuya fascitis plantar está convirtiendo en un jugador gris, alejado de lo que siempre ha sido.
Sin embargo, 'La Bomba' se está viendo obligado a jugar porque España necesita rotar a fin de no cargar a sus hombres más relevantes. Este punto, el de los cambios, es otro de los que escuece en la delegación de Londres. Muchos no entienden los cambios que está haciendo el seleccionador.
Ayer Rudy Fernández lo dejó meridianamente claro al ser preguntado en zona mixta: "¿Cansado? Yo no", comentó al ser cuestionado por su estado. Su seca respuesta reafirma que hay hombres que, pese a estar bien físicamente, no están jugando lo que deberían. O al menos lo que ellos quisieran.
Para colmo, los jugadores que disputan estos minutos desde el banco tampoco están dando lo esperado. El sábado pasado, Pau Gasol lanzó un mensaje claro: "Todos tenemos que intentar dar lo máximo". Sus palabras fueron interpretadas como un dardo a los suplentes y su falta de compromiso con España.
Tendencia repetitiva
A todo ello hay que unir la falta de concentración y chispa en los últimos instantes de los partidos. España acumula tres duelos consecutivos en los que ha hecho un 4º cuarto desastroso.
Ante Gran Bretaña casi cuesta una derrota que sí llegó ante Rusia y Brasil. En ambos partidos se llegaron a sumar grandes ventajas que volaron por los aires con lamentables parciales con los que cerrar estos duelos.
La repetición de la tónica invita a pensar, así pues, que de tongo no hubo nada. Más bien falta de concentración o carencia de medios con los que sellar un partido que era nuestro y que deja muy malas sensaciones en un equipo que parecía apuesta clara de medalla al principio del campeonato y que ahora, días después, se ha pasado al lado de las más inciertas dudas de Londres 2012.