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Muere a los 68 años Manuel Esteban 'Manolete', leyenda del periodismo deportivo y pionero del mercado de fichajes

    Manolete, Manuel Esteban Fernández, ha fallecido a los 68 años

    Informalia

    El periodismo deportivo español está de luto. Manuel Esteban Fernández, conocido por todos como Manolete, ha fallecido este miércoles a los 68 años víctima de una larga enfermedad. Su voz, su estilo directo y su pasión por el fútbol marcaron a varias generaciones de aficionados y periodistas.

    Manolete fue, sin exagerar, un auténtico pionero del mercado de fichajes. Mucho antes de que las redes sociales o nombres como Fabrizio Romano acapararan titulares, él ya desmenuzaba rumores, negociaciones y traspasos en antena. Son muy recordadas sus intervenciones en El Larguero, de la Cadena Ser, junto a José Ramón de la Morena: repaso minucioso, rumor por rumor, de lo que se movía en los despachos de la Liga. Paradójicamente, su adiós llega en pleno mercado de fichajes, esa época del año en la que más brillaba. Porque, si algo definía a Manolete, además de su olfato periodístico, era su amor incondicional por el Atlético de Madrid. El periodista, atlético perdido e incondicional, se dejaba ver en la fuente de Neptuno cada vez que el club rojiblanco celebraba un título. Allí, entre la multitud, compartía la alegría como si fuera un jugador más.

    Su vínculo con la Cadena SER comenzó en 1992, poco después de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Fue entonces cuando José Ramón de la Morena, su gran valedor, lo incorporó a El Larguero. En aquel momento, dejó atrás su nombre de pila para adoptar el apodo con el que entraría en la historia: Manolete. Desde entonces, esa identidad y su inconfundible voz se convirtieron en su marca personal. Durante casi tres décadas, combinó su labor radiofónica con su trabajo en el Diario AS, donde firmó infinidad de exclusivas y columnas. Su credibilidad, sumada a un estilo cercano y sin artificios, lo convirtieron en referente no solo para la audiencia, sino también para las nuevas generaciones de periodistas, que encontraron en él un ejemplo de constancia y pasión por el oficio.

    En una entrevista reciente, Manolete confesaba que su vida había cambiado drásticamente tras dejar los micrófonos: "Antes me levantaba a las 8:30 o 9:00 y me iba al periódico. Por la tarde, cogía el autobús y me plantaba en la radio. Ahora desayuno, tomo mis pastillas, ayudo en casa y me encierro en mi habitación con mis libros". Aun así, nunca dejó de seguir la actualidad deportiva, aunque admitía que la televisión "cada día me aburre más".

    El periodismo deportivo despide a un profesional brillante, una figura carismática, irrepetible. Manolete supo ganarse el respeto y el cariño de colegas, oyentes y lectores. Su legado queda vivo en cada rumor que se comenta, en cada análisis de mercado y en cada joven periodista que sueña con contar el fútbol con la misma pasión con la que él lo hizo. Descansa en paz, Manolete.