José Pablo López resucita a Buenafuente tras 40 meses de sequía televisiva, apuros empresariales y bronca con Évole
Martín Alegre
Andreu Buenafuente Moreno (Reus, 24 de enero de 1965) prepara para La 1 Futuro imperfecto, un espacio que aún no ha sido ubicado en la parrilla de TVE, pero que podría emitirse en el prime time de los viernes. La decisión de José Pablo López de apostar por el showman, de 60 años, es de las pocas que ha tomado la corporación pública en la última hornada que no resulta tan amarilla, telecinquera, escandalosa o progubernamental como otras. Aunque el hecho de que el formato lo produzca El Terrat (de Mediapro) podría, para algunos, ser consecuencia del complaciente comportamiento del presidente de RTVE hacia una de sus factorías favoritas. El Terrat, además, está detrás de La Revuelta, últimamente a una considerable distancia en share de Pablo Motos y El Hormiguero.
Buenafuente hace oídos sordos a las polémicas y prepara su regreso 40 meses después del final de Late Motiv, en Movistar, que fue cancelado por el propio presentador tras conocer las pretensiones de Telefónica de convertir el programa diario en semanal.
Su alto coste y los bajos índices de audiencia condenaron a aquel programa modélico, que sirvió como plataforma para escritores en promoción, cantantes que rara vez pueden mostrar su música en directo en televisión o cómicos entonces emergentes, como David Broncano. Que fuera caro no significa que no fuera bueno.
Más de tres años por el desierto
Buenafuente no tenía programa en la televisión nacional desde finales de 2021. Desde entonces, se ha centrado en su pódcast y programa Nadie sabe nada —éxito en la SER, que tuvo una adaptación televisiva en Max en 2022—, y también lo intentó en el centro territorial de RTVE en Cataluña con el nostálgico La casa dels còmics, donde homenajeó a su querido Pepe Rubianes. Incluso se aventuró como actor en la fallida serie de terror cómico de su inseparable Berto Romero para Movistar Plus+: El otro lado. El único 'caramelo' televisivo que ha degustado Buenafuente durante este tiempo es Vosaltres mateixos, que supuso su regreso a la televisión que lo vio nacer como presentador: la autonómica catalana TV3.
Ahora ficha por TVE, que ya lo tentó tras la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004. Futuro imperfecto marca su regreso a la televisión en abierto, a nivel estatal, tras más de una década de ausencia en la Primera División de la televisión nacional generalista; un negocio tan poco moderno como abrir un videoclub… El presentador ofrecerá, cada semana, un monólogo en el que dará su visión personal y humorística del mundo de los últimos días. Lo hará "con un enfoque fresco e irreverente. El programa, de 60 minutos de duración, será una reflexión de la realidad, donde el humor y la crítica irán de la mano", explica RTVE.
"No hay quien entienda este mundo, pero habrá que intentarlo. Reírnos con ello y destacar lo bueno", dice Andreu Buenafuente. El programa se grabará desde un teatro de Terrassa, con una audiencia en vivo de 700 personas entregadas al espectáculo. Al monólogo de Andreu se unirán intervenciones de otros cómicos amigos, sketches con algunos de los actores y actrices más populares del panorama nacional, conversaciones con invitados de todo tipo y actuaciones musicales en directo.
¿Será la tele de Buenafuente suficiente para el hambre de share de José Pablo López?
Andreu Buenafuente no pretende reinventar la rueda en televisión, pero sí dignificarla. Su propuesta nunca ha sido la más rompedora ni la más masiva, pero sí una de las más consistentes. Se mueve dentro de un formato clásico —el late night americano— y lo disfruta con todas sus reglas: monólogo, entrevista, banda en directo y colaboradores.
Para bien o para mal, el showman no ha cedido a las modas. Por otro lado, esa apuesta por el elitismo lo ha alejado del gran público en más de una ocasión y no han faltado quienes lo acusen de hacer televisión "para colegas". ¿Tiene altibajos? Sí. ¿A veces roza lo pretencioso? Puede ser. Pero en un ecosistema televisivo cada vez más polarizado y acelerado, su apuesta por la pausa y el guion trabajado lo convierte en una rareza necesaria. Suena más justificable Buenafuente en TVE, con o sin audiencia, que Belén Esteban y María Patiño en las tardes de lunes a viernes, por mucho que hablen de jardinería y del cuidado de las mascotas con Kiko Matamoros y Lydia Lozano entre bronca y bronca.
La de Andreu no es televisión para todos, pero es televisión con criterio. Y, teniendo en cuenta la obsesión de su padrino José Pablo López por el share, quizá no sea suficiente.
Buenafuente, con el bolsillo cubierto
Buenafuente regresa a RTVE una vez solventados sus problemas económicos. Entre 2009 y 2019, el cómico atravesó numerosos conflictos derivados de su ruinosa inversión en el nacimiento de La Sexta, que no le permitió recuperar los 12 millones de euros que desembolsó para su puesta en marcha.
También sufría los estragos en su productora, El Terrat, que estuvo al borde del colapso tras el final del late show Buenafuente en La Sexta (2011) y el fracaso de Buenas noches y Buenafuente en Antena 3 (2012). El cómico había vendido la factoría a Banijay, pero la recompró en 2009 y luego tuvo que sortear infinidad de obstáculos.
Andreu es un buen showman, pero puede que no sea el mejor de los empresarios. De hecho, todavía no le ha perdonado a su examigo —y ex follonero— Jordi Évole que se llevara Salvados cuando El Terrat pasaba por sus peores momentos. De aquel pozo comenzó a salir gracias a Movistar Plus+, que puso en marcha Late Motiv en 2016. Y eso, a pesar del colosal precio del formato, teniendo en cuenta los espectadores que sumaba.
Finalmente, en 2019, Buenafuente se desprendió de El Terrat tras vendérsela a Mediapro por 11 millones de euros. El comprador también asumió los 8 millones de euros que la productora tenía como deuda. Esta operación le permitió salvaguardar su patrimonio: un chalet situado en el municipio barcelonés de Cabrera de Mar y otro en Formentera.